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Raquel Mosquera: «No demando a Rocío Carrasco porque no tiene nada a su nombre»

La peluquera no da su brazo a torcer, manteniendo su versión a pesar de no haber visto las docuseries

La advertencia de Rocío Carrasco a Raquel Mosquera sobre los trofeos de su padre

El motivo por el que Rocío Carrasco dejó de tener relación con Raquel Mosquera

Raquel Mosquera y Jorge Javier Vázquez MEDIASET

Antonio Albert

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Tras una delirante presentación – cebo de casi media hora en la que se ha vivido un rifirrafe con Jorge Javier por los vetos y porque ya no la sigue en Instragram, lo cual no era verdad, Raquel Mosquera se ha sentado al fin para hablar de su herida abierta desde años con Rocío Carrasco. La peluquera llevaba 4 meses, 2 días, 1 horas y 47 minutos sin pisar un plató de Mediaset, algo que ha conseguido tras protagonizar un desencuentro con Jimmy Giménez Arnau, que tenía prohibido por contrato interactuar con ella, pero le espetado un desagradable exabrupto que ha estado a punto de provocar la suspensión de la entrevista (o lo que fuera eso, porque la cosa no ha tenido ni pies ni cabeza). Móvil en mano, en contacto con su abogado para saber qué hacer, Raquel no solo se ha sentado, también ha levantado el veto a los colaboradores.

Con su táctica habitual, basada en seguir la linde aunque haya terminado el camino, ha conseguido parte de su objetivo: ha demostrado que la relación de Pedro Carrasco con sus amigos, principalmente Ángel Nieto, siguió intacta tras su boda; que se reconozca que sus exclusivas no eran 'cuatro reportajes puercos' (uno de ellos fue su luna de miel, aunque la sombra se cierne sobre un viaje a Brasil para adoptar un niño, del que el boxeador se arrepentiría poco después), y ha insistido en que el día de la muerte de su marido estaba demasiado dopada («me dieron dos pinchazos») como para llamar a nadie de la familia o comprobar qué pasó con el acta de defunción.

Sobre el último encuentro entre Rocío Carrasco y su padre, a pesar del intento de Pilar Vidal de saber si era cierto que la peluquera va por la espalda contando que 'hubo más que palabras', nos quedamos como siempre, con la versión de que el boxeador condujo haciendo eses por los nervios provocados por la discusión, negando así la mayor de Rocío Carrasco, que insiste en que fue una 'charla sanadora'. Sin dar su brazo a torcer, Raquel aclara que no la denuncia «porque no tiene nada a su nombre».

Y en eso llegamos a la herencia y al infernal 'cuaderno reparticional' con el que descubrimos que Raquel sigue liándose con los euros y las pesetas: «Yo no estaba bien cuando firmé el reparto de la herencia de mi marido. Me perjudicaron.» Para la abogada Montse Suárez, se trató de una demanda instrumental para conseguir la mayor indemnización posible tras verse obligada a dejar el piso del Paseo de la Habana por una cláusula habitual (en usufructo temporal, salvo si contrae matrimonio o convive con una pareja) al ser vivienda privativa.

Pero casi tres horas y media esquivando las respuestas, mareando la perdiz y repitiendo el mismo cuento, Raquel Mosquera -que podría haber vuelto a casa manteniendo parte de los muebles de su confuso relato- se ha cavado su propia tumba cuando se ha dejado llevar por todo el rencor acumulado con Rocío Carrasco: «Si ya de por sí, hablando de mí y de su padre, miente… ¿Cómo no va a mentir en lo demás?»

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