Morat: «No estamos casados ni tenemos hijos, y eso nos permite alinear prioridades»
El cuarteto colombiano vuelve a asaltar el mercado discográfico con nuevo álbum, 'Si ayer fuera hoy'

El nuevo disco del cuarteto Morat, una de las agrupaciones colombianas con mayor éxito comercial de los últimos años, viene acompañado por un manifiesto que merece la pena reproducir. «Si ayer fuera hoy, habría más bandas. Si ayer fuera hoy, se tocarían más instrumentos. Si ayer fuera hoy, la grandeza de los artistas estaría en sus conciertos, no en sus redes sociales. Si ayer fuera hoy iríamos a ver un concierto, no a grabarlo. Si ayer fuera hoy los solos de guitarra sonarían en la radio. Si ayer fuera hoy, sólo le diríamos pop al género más popular. Si ayer fuera hoy, todo se haría en analógico. Si ayer fuera hoy, se lanzarían más discos y menos sencillos».
Esa primera parte del manifiesto parece el lamento de un 'boomer' nostálgico, pero la sorpresa viene a continuación, cuando la banda dice que su texto «no es una queja, es un homenaje», porque ellos no quieren «viajar en el tiempo», aseguran antes de concluir: «Si ayer fuera hoy la música en español no se oiría en tantos lugares del mundo. Si ayer fuera hoy, sería más difícil comunicarnos con nuestros fans. Si ayer fuera hoy habría menos espacios a los que llevar nuestra música. Si ayer fuera hoy habría, de pronto lo distinto sería no tener una banda. Si ayer fuera hoy, tal vez no estaríamos aquí».
Todo esto tiene que ver con la motivación que hay tras 'Si ayer fuera hoy', un nuevo disco que busca «comprender cuál es la mentalidad que hay detrás de lo que los clásicos han hecho antes e intentar llevarlo a lo que nosotros hacemos». Como tampoco es que se note demasiado en sus canciones (ni en su promo, que igual destaca el número de sus discos de oro y platino que el de sus 'followers' en TikTok, YouTube, Twitter e Instagram), charlamos con el cantante Juan Pablo Villamil para que nos explique cómo ha influido ese leit motiv en su proceso creativo.
—Cada vez suenan más a banda de estadio. Actuar para masas cada vez más grandes, ¿influye en la composición de nuevas canciones?
—Es interesante la pregunta. Hacia ahí apuntamos. Nos hemos proyectado como una banda de largo plazo, y ojalá haya audiencias cada vez más grandes. Pero la pregunta tiene dos vertientes. Por un lado, la de agradar a las masas. Y ahí no estoy de acuerdo porque en este disco hemos hecho cosas para incomodar a nuestros fans: hacer una canción con Duki y otra con Feid, y también meter una canción política como es 'Los cometas siempre vuelan en agosto'. Creemos que las bandas tienen que tener momentos disruptivos. Todas las grandes bandas defienden alguna causa, y de los grandes artistas se espera que se posicionen sobre ciertas cosas.
—¿Cree que esas colaboraciones incomodan porque sus fans ven a Feid y Duki como parte del 'enemigo', de esa escena donde no se tocan instrumentos?
—Y por las temáticas de las que se habla en esa escena. Morat tiene que poder ser flexible y hacer lo que considere pertinente en su proceso creativo, manteniendo siempre el respeto en las letras. ¡Feid rapeando sobre un banjo es una cosa innovadora!
—¿Qué han descubierto intentando entender a los clásicos?
—Entendemos lo clásico como lo atemporal. En ese sentido, los clásicos tienen coincidencias en la importancia de lo estético, por ejemplo. Lo iconográfico es un elemento muy relevante, que nosotros no nos habíamos tomado muy en serio hasta ahora. La lengua de los Rolling Stones, los rostros de Queen, el triángulo de Pink Floyd... Hasta ahora no nos tomábamos en serio nuestra imagen, y en cierto modo eso era una despreocupación sana. Pero hemos hecho un proceso de introspección y ahora valoramos la expresión artística y visual mucho más profundamente. Otra cosa importante es cómo las bandas clásicas se abren a temas más trascendentales en las letras, y eso también se ha traducido en el disco.
—¿Qué desencadenó la composición de 'Los cometas siempre vuelan en agosto'?
—Ser empáticos con nuestro entorno. La historia de Colombia merece ser recordada, porque es una historia violenta que merece una moraleja esperanzadora. Nosotros tenemos una relación muy sana como grupo a nivel creativo, nos retroalimentamos, y cuando leí la letra de 'Valen más' quise hacer algo en ese terreno. Colombia es un país tan polarizado, que había que hablar del tema.
—¿Qué les parece el giro a la izquierda que se está produciendo en casi toda Suramérica?
—Lo hablamos mucho entre nosotros, y en la banda no pensamos todos igual. A modo personal, te puedo decir que la otra alternativa, seguir como estábamos, tampoco era mucho mejor. Estamos un poco a la expectativa. La inflación está horrible, la moneda está súper devaluada, pero tenemos la esperanza de que todo se va a estabilizar. Colombia estaba tomando un camino positivo, y ojalá esa percepción se mantenga.
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—Ahora tienen una línea de ropa. ¿Se han involucrado a fondo en los aspectos textiles y de diseño? ¿qué quieren expresar?
—¡Sí! Martín, el baterista, tiene su propia línea de ropa y tenía un 'know how' que ha sido muy útil. Al querer llevar más allá el aspecto estético de la banda y hacer un proceso de introspección para saber lo que queríamos, concluimos que el negro es el color que queríamos usar porque es muy sobrio y nos unifica. Nos da libertad para expresarnos cada uno en las diferentes tonalidades del color, y esta línea de merchandising, que se llama 'All Black', refleja todo el proceso de la banda.
—Llevan ya unos añitos instalados en lo más alto. ¿Cómo va el equilibrio entre la vida personal y la profesional?
—Como persona, te agradezco que me hagas esa pregunta. Por un lado, contamos con la ventaja de que somos jóvenes y estamos en un momento vital relativamente parecido. Ninguno está casado, ninguno tiene hijos, y eso nos ha permitido mantener las prioridades alineadas. Sabemos que estos son los años que más importan, y trabajamos todos juntos en esa dirección. A veces es duro ir tanto tiempo de gira y no estar en momentos importantes de nuestras familias, pero tenemos un equipo que nos quiere y nos cuida mucho, y eso tiene un valor incalculable.