La cara de ella era un poema
J. Lo, harta de la adicción de Ben Affleck
Los vimos bajando de su jet privado y captamos un gesto que lo dice todo
Segundas partes nunca fueron buenas, dicen. No sabemos si será el caso de Jennifer Lopez y Ben Affleck, que han resucitado su amor casi dos décadas después de que lo dejaran a un paso de la boda, pero una cosa está clara: lo que no se solucionó a los treinta difícilmente se soluciona a los cincuenta.
Agotados y en chándal
La pareja, visiblemente cansada, aterrizó de noche en Los Ángeles. Jennifer iba sin maquillar y con su melena recogida en un moño, y Ben también vestía ropa cómoda: pantalones amplios, chaqueta de plumas y un beanie de lana. Y la cámara captó una de esas imágenes que valen más que mil palabras.
El ansia de Ben
Fue poner el pie en el suelo y, en los minutos que transcurrieron hasta que llegó la limusina que los llevó de vuelta a casa, Ben se encendió un piti. Y mucho nos tememos que lo de fumar trae a Jennifer por la calle de la amargura. Ella, que es un dechado de hábitos saludables, que hace deporte, come sanísimo y se cuida un montón, expresó con su gesto lo que todos sospechábamos: que no soporta el tabacazo de Ben.
¡Qué altísimo es!
Otra cosa que teníamos muchas ganas de ver es la verdadera diferencia de estatura entre ambos (Ben mide más de 1,90 y Jennifer poco más de 1,60). Como estamos acostumbrados a verla con tacones, esa diferencia se atenúa, pero con las Ugg que llevaba en esta ocasión se ve claramente. Bueno, en horizontal se nota menos, ¿no?
En fin, y volviendo a lo del cigarrillo: más allá de lo evidente —fumar es malísimo para la salud—, la peste que echa el humo empieza a ser algo poco soportable para la mayoría de los seres humanos. No digamos ya para Jennifer, que es antitabaco total. En fin, querido Ben: o lo dejas o lo vuestro está más destinado a fracasar que una película juntos.