Verónica Forqué: el amor que truncó su vida

«He sido una mujer sometida», llegó a confesar tras 34 años de relación con Manuel Iborra, con quien tuvo una hija, María

Vídeo: ABC MULTIMEDIA

Antonio Albert

No es justo que la última impresión que deja Verónica Forqué en los espectadores sea la de esa mujer desquiciada en los fogones de Masterchef. Ella nunca fue de tener los pies muy en la tierra, es cierto, pero siempre fue de dar su corazón con una generosidad inusual. Muchas veces parecía estar en otra parte, sí, pero luego demostraba que había estado ahí todo el tiempo con una sonrisa, cogiéndote del brazo mientras te hablaba con ese tono tan particular, tan suyo, mientras te atravesaba con su mirada cristalina. Podía parecer dulce, y serlo, pero eso no quiere decir que no fuera directa. Y dura, si hacía falta. Verónica fue protagonista de ‘Enloquecidas’, mi primer guion para el cine. Y había mucho de ella en un personaje creado para que le fuera como un guante: el de una mujer con un intenso mundo interior deseoso de abrirse al exterior, pero atrapado por razones que solo la vida explica, convertida en una esposa aburrida, una aventurera frustrada .

Ernesto Agudo

Fue precisamente en ese ‘reality’ de TVE donde la actriz hizo algunas confesiones sobre su matrimonio con el director Manuel Iborra , con el que estuvo 34 años y con el que tuvo una hija: «Es un hombre del que me separé hace seis años y no me ha vuelto a hablar. Nunca. Se acabó porque él quiso que se acabara, porque yo le amaba, pero no le podía soportar. Era un aburrimiento de vida, parecía una vieja de 80 años». No hablaba maravillas de Iborra, precisamente: «Sería un gran padre, muy organizado en la casa y lo que tú quieras (fue durante una conversación con Terelu Campos) , pero era muy soso. Si yo hiciera una lista de los planes que hemos hecho juntos me bastaría con los dedos de una mano».

En alguna entrevista, Verónica ya había ido destapando poco a poco las intimidades de una pareja que en los años 90 arrasó en audiencia y taquilla: «Yo era muy desgraciada (…) Lo que más me ha unido a él es mi niña, María, que es un sol y la tengo gracias a él, pero yo me lo curré porqué él al principio no quería tener hijos (…) Ser director de cine es muy complicado, hay que tener muchos cojones y él nos los tiene. Es un hombre muy miedoso. Vive instalado en el miedo y si vives así eres un desgraciado y haces desgraciado a todo el mundo de tu alrededor». Según confesaba a ‘La voz de Galicia’, fue ella quien puso fin a la relación: «Le dije, ‘Manolito, échate pa’un lado’. Él lo hizo y para mí fue volver a vivir (…) Ahora hago lo que quiero». En esa entrevista, la actriz confesaba algo terrible: «He sido una mujer sometida sin saberlo» .

Manuel y su hija María Gtres

Tras la ruptura en 2014, la actriz cayó en una profunda depresión que apenas superó con medicación y psicoanálisis: «Me di cuenta de pronto que había perdido el amor de mi vida». Pero el destino se ensañó con ella: a la muerte de su hermano Álvaro le siguió la de su madre, Carmen Vázquez Vigo , la mujer que vino de Argentina a empezar una nueva vida conservando de la antigua su amor por el yoga, que inculcó a su hija. Así, la Verónica que parecía haber encontrado la luz, se topó de nuevo con la oscuridad. «Ahora estoy muy zen», le confesaba a Terelu: «Tengo que buscar el equilibrio». Pero, en realidad, Verónica no estaba zen. Durante un tiempo, tomaba a escondidas más pastillas de las que le había recetado su psiquiatra. Lejos parecían quedar las lecciones de su maestro espiritual que la llevó a quererse, «a estar despierta, a mirarme yo a mí, lo que hago bien, lo que no, lo que me falta, lo que me sobra».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación