Tatiana Akhmedova, el divorcio más caro del Reino Unido y un culebrón en los tribunales

La ex del millonario ruso Farkhad Akhmedovo ha pleiteado durante 5 años. Denunció incluso a su propio hijo, al que acusaba de ocultar la fortuna del padre. La juez le ha dado la razón y unos 524 millones de euros

Tatiana Akhmedova, a la salida del juzgado Cordon Press
Ivannia Salazar

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Nada más y nada menos que 453 millones de libras (unos 524 millones de euros) es la cifra que un multimillonario ruso tendrá que pagarle a su exesposa en lo que supone el acuerdo de divorcio más caro de la historia del Reino Unido, y que fue resuelto en los tribunales después de que la mujer, Tatiana Akhmedova , demandara al que fuera su pareja durante más de dos décadas y a su propio hijo, de 27 años. La justicia resolvió que ambos conspiraron para ocultar su enorme fortuna a través de un entramado de negocios oscuros que la juez calificó como una «auténtica cortina de humo» para esconder activos.

El juicio contra el oligarca de origen azerbaiyano F arkhad Akhmedov, de 65 años , cercano al presidente ruso, Vladímir Putin, y su hijo Temur, empezó el pasado diciembre, aunque la polémica se remonta a 2016, cuando un tribunal de Londres fijó la compensación que la mujer, de 48 años, tenía que recibir tras firmar los papeles del divorcio, un proceso que había empezado tres años antes.

La negativa del ya exmarido, que ganó su fortuna trabajando en los sectores del petróleo y del gas, a darle una suma que supone el 41,5% de su fortuna diciendo que prefería «quemar el dinero antes que entregárselo» y negándose a reconocer la autoridad de la justicia británica, provocó una escalada de tensión en la familia digna del más cruento de los culebrones.

Durante años, el proceso ha acaparado los titulares de los tabloides, y en él se han mezclado intrigas, denuncias y mucho dinero no solo contante y sonante, sino que ha incluido obras de arte, propiedades, un jet privado y uno de los yates más grandes del mundo, que el empresario transfirió a un fideicomiso.

La pareja, que tiene otro hijo en común, contrajo matrimonio en 1993 , pero solo siete años después la relación ya iba cuesta abajo, pero según Temur, el primogénito, que lloriqueó en las cortes diciendo que «una madre no denuncia a un hijo», Tatiana esperó a que su padre vendiera la compañía energética Northgas para poder cobrar una indemnización millonaria. No obstante, la juez Gwynneth Knowles dio la razón a la madre parafraseando al autor León Tolstói y a la famosa cita que aparece en Anna Karenina: «Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son infelices a su manera».

Un culebrón en los tribunales: El exmarido que ha hecho su fortuna en el petróleo y el gas, aseguró que «prefería quemar el dinero antes que entregárselo a su exmujer»

Con el permiso de Tolstói, la familia Akhmedov es una de las más infelices que jamás haya pisado esta sala del tribunal», afirmó, antes de leer un contundente veredicto de 128 páginas, lo que que coincide con el del juez Haddon-Cave, que hace cinco años dictaminó la suma del acuerdo. Desde entonces, «la señora Akhmedova ha sido víctima de una serie de tramas diseñadas para poner cada centavo de la riqueza del marido fuera de su alcance», concluyó el fallo.

El hijo, «individuo deshonesto»

En un comunicado, la mujer afirmó tras conocerse el final de la telenovela que «el juicio de hoy es la conclusión inevitable, dado que Farkhad no se comportó de manera honorable en primera instancia». La juez calificó al hijo como un «individuo deshonesto» que «haría lo que fuera para ayudar a su padre, sin duda porque depende de él económicamente», y lo acusó de «mentir a este tribunal en numerosas ocasiones».

Durante su matrimonio, la pareja disfrutó de un estilo de vida lleno de lujos, además de varias propiedades en todo el mundo, incluyendo el apartamento de 33 millones de libras de Londres que le regalaron a su hijo por su 19 cumpleaños y una mansión, cuyo precio la prensa local cifra en 39 millones de euros en Surrey, donde ella sigue viviendo después de que el exmarido y su hijo se mudaran a Rusia en 2016. Un portavoz de Temur Akhmedov aseguró que el joven no está de acuerdo con el fallo, pero que «lo considerara un precio que vale la pena pagar si conduce a un acuerdo razonable entre los padres que ama».

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