Britney Spears desesperada pide que le devuelvan su libertad

El emocionante relato de la cantante para liberarse de la tutela de su padre pone los pelos de punta a los curiosos que abarrotaron la sala del tribunal en Los Ángeles

Qué le ha pasado a Britney Spears

María Estévez

Arropada por cientos de fans pidiendo su libertad a las puertas del Juzgado, Britney Spears , de 39 años, apareció en la corte de Los Ángeles confirmando lo que se sospechaba: ella quiere escapar de su padre. La férrea tutela que su progenitor ejerce sobre la cantante ha sido cuestionada por sus admiradores desde hace años. Una tutela estructurada como una puesta en escena para que las ganancias del trabajo de la artista llenen las arcas de su progenitor y sus socios contra quienes Britney, que merece mucho más, se está revelando.

«Creo que esta tutela es abusiva y quiero que sea evaluada» dijo la cantante ante el juez este pasado miércoles vía telefónica. «Mis tutores me dicen ‘no’ todo el tiempo». Hablando de forma rápida, nerviosa en algún momento y explicando que leía las notas que tenía frente a ella, Britney compartió su versión de la lucha judicial que ha mantenido contra su padre durante los últimos dos años. «Debo ser honesta, hace tiempo que no venía a la corte porque pensaba que nadie me escuchaba» apuntó sobre su declaración en el 2019.

Emocionando a sus fans, que gritaban cuando se les informaba de lo que ocurría en la sala, Spears confesó haber mentido la última vez que testificó. «Ahora digo la verdad, ok. No estoy feliz. Estoy tan enfadada que me vuelvo loca, y estoy deprimida. Lloro cada día». Y apuntó que «el estado de California parece empeñado en contratar gente que utiliza mi dinero para complicarme la vida».

Entre los detalles de su vida, Spears habló de los ensayos realizados antes de su espectáculo cancelado en Las Vegas donde, según dijo, «no era buena, era genial, bailando junto a 16 bailarines, pero mis tutores me presionaban diciendo que no tomaba mi medicación y no cooperaba en los ensayos. Cuando me dijeron que no tenía que hacer otro espectáculos en Las Vegas, sentí que me habían quitado cien kilos de encima».

La audiencia se llevó a cabo en persona en la sala Stanley Mosk, en el centro de Los Ángeles. Una sala que acabó desbordada de gente y, aunque las limitaciones de Covid ya se han retirado en la ciudad, el juez se vio obligado a pedir medidas adicionales. Spears apareció por teléfono mientras que los abogados y los padres de la cantante asistieron virtualmente.

En un giro de guión sorprendente, Britney dijo que el médico de su padre le recetó litio, un medicamento que la hizo sentirse como «borracha». Acusando al estado de llenar su casa de gente extraña que no le permitía tener privacidad y la mantenía encerrada como en una prisión, Britney llamó cómplices a sus padres por no ayudarla. «Mi familia no solo no hizo nada, sino que estaban de acuerdo con esa situación. Cualquier cosa que yo hacía tenía que ser aprobada por mi papá, quien actuaba mirando hacia otro lado cuando le suplicaba ayuda».

Intentando escapar, Britney se sometió a una evaluación psiquiátrica. «Fue entonces cuando me obligaron ir a un centro de rehabilitación en Beverly Hills». Según la cantante su padre «amaba el control que tenía sobre mí. Le encantaba ejercer su poder». En desacuerdo con la forma en que su tutela organizaba sus citas de terapia, Britney explicó que la obligaban a ir a áreas donde estaba expuesta a los paparazzi cuando ella hubiera preferido realizarla en su casa. También expresó su deseo de que le quitaran el DIU para poder intentar tener otro hijo, pero dijo que sus tutores no se lo permitían. Disculpándose por su ignorancia, admitió no saber que tenía derecho a solicitar el fin de su tutela. Más tarde, su abogado designado por la corte, Samuel Ingham III, dijo que haría todo lo que su cliente le pidiera.

La estrella del pop, que tiene decenas de millones de seguidores en las redes sociales y un patrimonio estimado en 50 millones de euros, ha estado sometida a las restricciones de la tutela paterna desde principios del 2008. Un año terrible para Britney en el que fue ingresada dos veces en el hospital psiquiátrico de UCLA por trastornos mentales. Tratando de salvar a su hija, su padre, Jamie Spears, recibió entonces, a petición suya, el control temporal sobre su persona y sus finanzas. La tutela se hizo permanente a finales de ese mismo año, a pesar de ser algo inusual. En California, las tutelas legales están diseñadas para proteger a las personas incapacitadas para cuidar de sí mismas, como algunos ancianos, o discapacitados mentales.

Lo sorprendente del caso de Spears era que la cantante no dejaba de trabajar a las órdenes de su padre. De hecho, lo hizo sin descanso durante una década hasta su última aparición pública a finales del 2018. Peleando contra su progenitor se retiró en el 2019. Recientemente, Britney reveló en Instagram que no tenía idea si volvería a actuar.

Apoyo de sus fans

Spears y su misteriosa cuenta de Instagram forjaron el movimiento #FreeBritney: un esfuerzo combinado de un grupo de íntimos de la cantante y miles de clubs de fans alrededor del mundo que se unieron para poner fin a la tutela de la cantante y crear una conciencia colectiva sobre el abuso que sufría su estrella. Esos fieles fanáticos escoltaron el testimonio de la cantante el miércoles en Los Ángeles llenando el juzgado y las calles aledañas de ropa rosa y carteles en los que se leía #FreeBritney.

En los últimos años, los jueces han ido retirando responsabilidades a Jamie Spears hasta el punto que la fiduciaria profesional, Jodi Montgomery, asumió el cargo de la tutela personal de Britney a finales del 2019, cuando Jamie fue sometido a un tratamiento de quimioterapia por su cáncer de hígado. Este pasado martes, el 'New York Times' publicó documentos judiciales confidenciales que mostraban cómo Spears ha estado luchando en silencio contra su tutela durante años. Entre las revelaciones del artículo, se cuenta que, en el 2014, en una audiencia a puerta cerrada, Spears pidió explorar la posibilidad de destituir a su padre como tutor debido en parte a su abuso con el alcohol que le volvía agresivo. En el 2016, un investigador de la corte escribió que Spears consideraba la tutela «una herramienta represiva y controladora en su contra». Y en el 2019, el año en que Spears canceló abruptamente su participación en Las Vegas, dijo al tribunal que se había visto obligada a actuar en contra de su voluntad y por no hacerlo la ingresaron en un psiquiátrico. La cantante terminó suplicando a la juez que le devolvieran su vida. «Solo pido eso, que me devuelvan mi vida».

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