Qué ha sido de Miriam Díaz Aroca que hoy cumple 60 años

Miriam Díaz Aroca cumple este 4 de marzo 60 años, una edad que esta madrileña celebra con una ilusión renovada gracias a 'Elígete', una fundación por la igualdad sin violencia de la que es su presidenta. La actriz y periodista ha cambiado las tablas, los platós y los sets de rodaje por el coaching estratégico para «ayudar a que las personas puedan brillar y soltar todo lo que les pesa».

La que un día fuera elegida por Pedro Almodóvar en 'Tacones Lejanos' o por Fernando Trueba en 'Belle Epoque' (1992) tuvo que superar los problemas de timidez de niña «era incapaz de ir a ningún sitio sin que me llevaran de la mano…» y a los 18 años empezó a volar, unas alas que la llevaron a ponerse delante de las cámaras de televisión cosechando éxitos como cuando concursó en el programa musical 'Aplauso' consiguiendo la tercera plaza. Más tarde vendrían sus proyectos en el programa de Jesús Hermida 'Por la mañana', el infantil 'Cajón desastre' o el concurso 'Mira quién baila'.

El mundo del teatro también le ha dado grandes alegrías. En la última función, en el teatro Lara con la obra 'El mensaje', pudo reflexionar sobre las relaciones personales y la necesidad de complacer, algo que está muy unido a su nuevo proyecto de vida .

Tras realizar un máster de interventora estratégica la actriz ayuda a que las personas puedan desprenderse de lo que les pesa. En una entrevista reciente en ABC , Miriam aseguraba que «cuando eres una persona sensible desde que naces necesitas mayor reconocimiento y cariño para lo que asumes un personaje. No eres tú pero te comportas así por ese fin y es algo que le ocurre al 99 por ciento de las personas que quieren ser buenos hijos, buenos hermanos…» y la coaching continúa asegurando que en su caso «todo cambió tras ganar en Hollywood (la película de Fernando Trueba ‘Belle Epoque’ obtuvo un Oscar en 1992) y volví a mi casa convencida de que mi carrera no iba a parar. Y te aseguro que no fue así . Las cosas se pararon hasta el día que comprendí que no podía seguir pendiente de que mis sueños dependieran de alguien de fuera. Supe que tenía que desmontar el personaje que me había creado y fue un acto de valentía entender lo que había hecho y empezar a liberarme para construir la persona que quería ser».