El 'show' de Pascua de la Casa Blanca
El presidente Biden se da un respiro y a pesar del mal tiempo y la pandemia recibe a miles de niños este lunes de Pascua
Boda sorpresa en la Casa Blanca
Tras más de dos años suspendida por la pandemia, una de las tradiciones con más solera en la Casa Blanca regresó este lunes de Pascua a una capital de Estados Unidos que vive un alarmante brote de coronavirus que ha contagiado a buena parte del consejo de ministros. Y el tiempo no es que fuera propicio, aunque sí digno de abril: seis grados, lluvia y alerta por posible granizo. Aun así, Joe Biden , a sus 79 años, decidió que el rodado del huevo de Pascua se iba a celebrar sí o sí, y allá que fue a darse un baño de masas hoy en día poco común en el patio trasero de su residencia oficial, acompañado de su familia y algún que otro famoso.
La estampa es llamativa: miles de niños hacen rodar huevos cocidos teñidos de colores con largas cucharas, con la majestuosa Casa Blanca de fondo. En realidad la tradición se remonta a finales del siglo XIX. Por aquel entonces, los lunes de Pascua los niños de Washington iban al Capitolio con sus padres y se dedicaban a rodar los huevos de colores la colina en la que se asienta ese edificio. Pero las autoridades tenían que lidiar después con el destrozo que tantas correrías provocaban en el césped, y en 1876 el legislativo aprobó una ley draconiana que prohíbe los juegos de niños en la colina del Capitolio.
El presidente Rutherford Hayes , republicano, ganó las elecciones aquel mismo año y en cuestión de meses anunció que las puertas de la Casa Blanca estaban abiertas a todos los niños que quisieran jugar allí el lunes de Pascua. Desde 1878, miles de niños acuden a hacer rodar los huevos ante la columnata del pórtico trasero de la residencia del presidente, que desde mediados del siglo XX se suele unir a ellos con la primera dama y alguien disfrazado de conejo de pascua. El evento ha sido cancelado en las dos guerras mundiales, obras de reconstrucción de la Casa Blanca, la pandemia y algún que otro día de clima de perros de abril, el último 2001.
En este Lunes de Pascua, de hecho, llovía y hasta cayó algo de granizo, aunque mínimo, justo cuando el presidente hizo su aparición con su mujer y dos conejos de pascua. Biden bromeó al asomarse al balcón: «Mi trabajo es hacer que no llueva los próximos dos minutos». No lo logró, pero como ahora le importa aparentar la máxima normalidad para capear la pandemia, Biden hizo como si nada, agarró un silbato y dio en persona la orden de salida a los niños que esperaban hacer rodar sus huevos cuchara en mano. Después dio manos, repartió abrazos y se hizo fotos. Por la lluvia, en puro estilo americano, se puso una gorra con el traje y la corbata.
Una fiesta de minutos
Entre el público estaba su hijo, Hunter Biden , investigado por el fisco por sus dudosos negocios en el extranjero, objeto de duras críticas del expresidente Donald Trump y otros republicanos. Y también firmaba autógrafos la estrella de la televisión Jimmy Fallon , presentador de un exitoso programa nocturno en NBC, que leyó a los congregados de un libro infantil que ha escrito. También se dejó ver la vicepresidenta Kamala Harris , y varios ministros y altos funcionarios, que dejaron el trabajo momentáneamente para unirse al presidente en una fiesta que duró apenas unos minutos. Antes de mediodía la Casa Blanca, igual que el resto de Washington, volvían a la sobria severidad de la política norteamericana.
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