Santacana no tenía acceso a las cuentas de Suiza de Arantxa Sánchez Vicario

ABC accede en exclusiva al documento que acredita que la titular de la fortuna en Zurich es la extenista y algunos miembros de su familia

Saúl Ortiz

Saúl Ortiz

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La historia de Arantxa Sánchez Vicario podría no ser la historia de una mujer desvalida, arrinconada por su familia ni víctima de un marido ambicioso. Al menos, eso es lo que sostiene Josep Santacana desde que fue acusado por el Banco de Luxemburgo de un delito de alzamiento de bienes, haciéndole partícipe de la deuda que la extenista tenía contraída con la entidad que la avaló con 5,2 millones de euros para pagar a Hacienda. La Agencia Tributaria descubrió que Arantxa había cometido un fraude fiscal al fingir que su residencia se situaba en Andorra para evadir impuestos desde 1989 a 1993.

Este martes el periódico ‘El País’ revelaba que, en el escrito de defensa que la campeona de Roland Garrós ha presentado ante el juez, alega que es víctima de su exmarido y que, por desconocimiento, ocultó bienes. De esta manera, reconoce su responsabilidad con la esperanza de obtener una rebaja en la pena de cuatro años de privación de libertad que solicita la Fiscalía para ella y su exmarido, que sigue intentando demostrar que no tuvo ninguna potestad en los movimientos bancarios, bienes o decisiones económicas de su exmujer.

Una cuenta sustancial

En este sentido, ABC ha tenido acceso en exclusiva a un documento fechado en septiembre de 2021 en el que, tras solicitar la investigación pertinente a las autoridades suizas, se resuelve que Santacana nunca fue titular ni autorizado en la cuenta del banco UBS Switzerland AG mediante la que Arantxa, al parecer, canalizaba todas sus inversiones: «Doña Maria Aránzazu Sánchez es la persona autorizada para firmar individualmente en esta cuenta bancaria. Así mismo, sus padres y su hermana están autorizados para efectuar una firma conjunta de dos personas». Así mismo, en octubre de 2016 designó a su representante legal en Suiza, Clarence Peter, a ser el destinatario de todos los movimientos de la cuenta con sede en Zurich. Lo más llamativo de estas transacciones es que, en el período comprendido entre los años 2006 y 2007, fechas previas a la sanción y a la boda con Santacana, tenía activos «por importes sustanciales» así como «un depósito bancario». Según las autoridades suizas, fue a partir del año 2011 cuando el dinero empezó a disminuir notablemente. Por consiguiente, cuando el 18 de septiembre de 2013, el Juzgado de Primera Instancia de Barcelona obliga a Sánchez Vicario a devolver el dinero (más intereses) del banco de Luxemburgo, en esa cuenta ya no había activos.

Hay que remontarse a 2012 cuando a la extenista el mundo se le desmoronó y estalló el consabido conflicto familiar . Sánchez Vicario acusó a su padre, a su hermano Emilio y a dos de sus gestores de haberla arruinado. Presuntamente descapitalizada, inició una guerra judicial y mediática, con polémico libro de memorias incluido, en la que se definió como una víctima de la que todos se habían aprovechado del sudor con el que, partido a partido, empapó la tierra batida. La acusación fue clara. En la querella presentada -que en 2016 y tras morir su padre retiró al alcanzar un acuerdo extrajudicial- apuntaba a que su progenitor había derivado su fortuna, de aproximadamente 45 millones de euros, a Suiza y otros paraísos fiscales e invertido en sociedades y bienes inmuebles.

Sin poderes

Santacana se convirtió entonces en su refugio, en la persona en la que más confiaba. Casados en 2008 en Peralada (Girona), todo cambió cuando se separaron en 2018. Arantxa actuó siguiendo el mismo modus operandi asegurando que su ex marido le había engañado, traicionado y dejado nuevamente en la ruina. No es el único conflicto entre ellos, puesto que mientras Santacana pidió que su divorcio se dirimiera en España dónde este trámite se basaba en la separación de bienes, Vicario exigía que se resolviera ante la jurisdicción impuesta en la Corte de Miami. Un asunto que a día de hoy sigue sin resolverse tras los recursos presentados por ambas partes antes las decisiones judiciales obtenidas hasta el momento.

Tal y como ha podido saber este periódico, con estos datos aportados por la justicia suiza, la defensa de Josep Santacana pretende demostrar que él jamás pudo operar a su favor, al menos, en lo que respecta a la parte de la fortuna depositada en Zurich. Esta documentación deja al descubierto una importante fisura en el discurso victimista en el que se ampara judicialmente la extenista. La justicia sigue rastreando para dar con el paradero del patrimonio presuntamente oculto a través de supuestas sociedades y paraísos fiscales. Y mientras, ambos intentan rehacer sus respectivas vidas en Miami, al margen del calvario judicial que oscurece sus horizontes.

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