Ruth Bader Ginsburg deja parte de su fortuna a su asistenta
Elizabeth Salas trabajó para la jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos durante 22 años
La jueza del Tribunal Supremo de EE.UU. Ruth Bader Ginsburg fallecía el pasado mes de septiembre en Washington a los 87 años como consecuencia de unas complicaciones derivadas del cáncer de páncreas que padecía. Ya en 1999 tuvo que ser tratada por un cáncer de colon.
Meses después de la triste pérdida de la mujer que fue una figura central en la lucha contra la discriminación por cuestión de género y bastión progresista en el Tribunal Supremo, se ha conocido su testamento.
Una parte de la fortuna de la jueza, estimada en seis millones de dólares que incluyen libros, arte, esculturas, pinturas, fotografías, plata, porcelana, joyas, coches y muebles, ha ido a parar a sus hijos, Jane y James Ginsburg.
Otra suma ha ido a parar a su asistenta, con la que mantenía una estrecha relación. Trabajó para ella durante más de dos décadas, por lo que la jueza decidió dejarle cerca de 40.000 dólares , según el testamento al que ha tenido acceso el portal TMZ.
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