Rocio Carrasco pone a Ortega Cano contra las cuerdas
La hija de ‘La más grande’ asegura tener en su mano un nuevo y comprometedor manuscrito
En el capítulo 0 de ‘En el nombre de Rocío’, la Jurado aparece a lo grande en una proyección haciendo una dedicatoria muy especial: «Quiero dedicar este tema a todas la mujeres que sufren maltratos de alguna manera. Hay muchas maneras de maltratar. A todas ellas, mi corazón, mi canción, mi voz y mi vida».
Rocío Carrasco no quiere añadir mucho más, sabe que lo decía por lo que a ella le estaba pasando, pero se pone enigmática: «Tiene mucho más significado de lo que está diciendo». Lo iremos viendo. Ahora es el momento de saber si existe o no el famoso diario del que tanto se ha especulado, el mismo del que Ortega Cano habló en televisión y del que posteriormente renegó por teléfono. Su relevancia es tal que provocó la demanda de Gloria Camila para impedir que viera la luz. Este conflicto llevó a Rocío Carrasco a los juzgados, donde hizo unas polémicas declaraciones a la salida: «Me ha sorprendido no ver a Ortega Cano, pensaba encontrarme con él».
La pregunta que todo el mundo se hacía entonces, incluida su propia hermana, era ¿por qué, si él no era el demandante? La respuesta de Rocío es directa: «Pensé encontrarme con Ortega Cano porque la historia iba con él, no con Gloria Camila. Y me hubiese encantado que hubiera ejercido de torero valiente y que hubiese ido al juzgado , pero no fue así.» En esa causa preliminar, Rocío aportó al juzgado el único documento manuscrito (‘encontrado una vez ella fallecida’, matiz clave para entender los hechos) que poseía, «un papel que me encuentro el día en que estaba haciendo la mudanza de mi madre. Y ese papel es el que entrego».
Lo que en este momento se desvela es que ese documento nunca estuvo en manos de los productores del programa: «Yo tenía pensamiento de, sin pedírmelo nadie, presentarlo al juzgado». En ningún momento iba a formar parte de los contenidos de la docuserie, tampoco lo ha visto la directora, que reconoce la situación. Pero hay una novedad: «Ahora hay un manuscrito más que me he encontrado y que entregaré sin que me lo pida el juzgado porque no van a hacer falta». Con el descubrimiento surge una nueva duda: ¿Hay algo en el contenido que pueda implicar algún delito? «Que la justicia lo determine, no seré yo quien lo haga», sentencia Rocío, a sabiendas de que sólo la duda ya es suficiente motivo para abrir un nuevo frente. Y recuerden: la historia va con Ortega Cano.
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