La Reina Isabel muestra su apoyo al Príncipe Andrés en el acto en memoria de su marido

Muchas de las royals asistentes vistieron de ‘verde Edimburgo’ en homenaje al difunto consorte Felipe

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La Reina Isabel II reaparece por primera vez en meses para asistir al homenaje del duque de Edimburgo

La Reina Isabel II junto a su hijo, el Príncipe Andrés Gtres / Vídeo: La Abadía de Westminster acoge un multitudinario homenaje al duque de Edimburgo - EUROPA PRESS
Ivannia Salazar

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La Reina Isabel II participó este martes en el servicio religioso en memoria de su marido, Felipe de Edimburgo , en una aparición pública muy esperada. Tras haber anunciado que su residencia permanente será el Castillo de Windsor en lugar del Palacio de Buckingham y de no haber participado en el Día de la Commonwealth, que según dicen siempre ha sido una de sus celebraciones favoritas, las preocupaciones sobre su estado de salud aumentaron. De ahí que su presencia en la Abadía de Westminster en la fría mañana londinense cayera como un soplo de aire fresco entre un público que, al mismo tiempo que celebra este año el Jubileo de Platino de su soberana y su cumpleaños número 96, también teme que cada vez se la vea menos en público debido a su avanzada edad y a sus cada vez más acusados problemas de movilidad.

La Reina, que vistió del color conocido como «verde Edimburgo» en honor a su marido, al igual que otras asistentes a la ceremonia, como la duquesa Camila de Cornualles o la Princesa Ana , e incluso la Reina Letizia , se mostró emocionada y en algún momento incluso con lágrimas en los ojos en su primer compromiso oficial fuera de Palacio en casi seis meses.

Pero fuentes cercanas a la familia real declararon a la prensa local que Isabel II estaba «decidida» a recordar junto a los demás invitados al hombre con el que estuvo casada durante 73 años y que falleció en abril del año pasado, a sus 99. Debido a las restricciones entonces vigentes por el Covid-19, sus exequias se celebraron de forma íntima. Lejos queda ya aquella imagen de la reina sentada sola en la Capilla de San Jorge, mientras que esta vez estuvo acompañada por su familia y el resto de invitados.

Reseñable es, además, que llegara en su limusina acompañada por el príncipe Andrés, de quien siempre se ha dicho que es su hijo favorito. En un claro gesto de apoyo, la soberana pasó así página a un oscuro capítulo marcado por las acusaciones de abuso sexual en contra del duque de York, que finalmente fueron subsanadas con un acuerdo extra judicial por el que pagó una cifra millonaria cuyo monto se estima, según la prensa local, en unos 12 millones de libras esterlinas.

Error colosal

Madre e hijo viajaron juntos desde el Castillo de Windsor hasta la Abadía y mientras caminaban hacia su asiento una vez en el templo, la Reina se apoyó en su hijo y en un bastón antes de separarse para que ella se sentara junto al príncipe Carlos. Al final del servicio, volvieron a salir juntos, demostrando que su relación es fuerte pese a que la monarca lo despojara de sus títulos militares y patrocinios reales debido al escándalo de la demanda y de su relación con el pedófilo Jeffrey Epstein. La decisión de la reina fue muy criticada desde algunos sectores, y medios como ‘The Mirror’ que consideraron que elegir al príncipe Andrés para acompañarla en un día tan significativo es un «error colosal» e incluso apuntaron a que «tal vez la edad y la fragilidad estén distorsionando su juicio».

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