La princesa Charlene, operada con éxito en Sudáfrica tras tres meses desaparecida
Mónaco ha ofrecido detalles de su enfermedad que ponen fin a los rumores de un posible divorcio
La separación física presentada por la prensa rosa (canalla) como una posible separación matrimonial ha reafirmado la unión sagrada entre el príncipe Alberto II de Mónaco y su esposa, la princesa Charlene, retenida en África del Sur, su país natal, desde el mes de marzo, víctima de una infección ORL (otorrinolaringológica), de la que ha sido finalmente operada con éxito.
Como es tradicional, la princesa Charlene (Charlene Wittstock, de soltera) viaja regularmente a su patria natal, África del Sur, por razones familiares, y para defender causas humanitarias de muy diversa naturaleza.
Cuando preparaba su regreso, sus médicos de cabecera prohibieron a la princesa tomar el avión que debía trasladarla a Mónaco. Desde la óptica médica, la princesa debía someterse a un delicado tratamiento de urgencia para cuidar de una infección otorrinolaringológica, una variante de la sinusitis, que necesitaría, llegado el momento, una operación sensible y delicada.
En Mónaco , las fuentes oficiales próximas al príncipe Alberto II trataron la noticia con discreción, sin ocultar la realidad, pero evitando los detalles alarmistas, prolongando indefinidamente el alejamiento de la princesa Charlene.
Ante la ausencia de noticias y detalles concretos, la prensa rosa francesa y alemana, ‘Ici Paris’, ‘Bunte’, en particular, decidieron entrar a saco, lanzando la polvoreda tóxica de un posible divorcio, una separación inminente. En Mónaco y Niza, el palacio de los Grimaldi y las fuentes tradicionalmente mejor informadas decidieron tomar con santa paciencia la rumorología tóxica.
Retenida a la fuerza
Ante la agravación de los rumores, la princesa Charlene hizo esta declaración a una emisora de radio sur africana: «En principio, debía regresar a Mónaco en diez o doce días. Desgraciadamente, surgió un problema. Los médicos descubrieron una infección relativamente grave. De ahí el verme forzada a quedarme bloqueada en África del Sur, hasta el mes de octubre». La prensa hizo caso omiso a las declaraciones de la princesa. En Mónaco, se soportaron con resignación cristiana los nubarrones de la rumorología tóxica.
Finalmente , tras cuatro largos meses de ausencia y silencio , el príncipe Alberto II ha informado personalmente de lo ocurrido: «La princesa Charlene ha sido operada. La intervención médica ha sido un éxito. Pensamos en ella con mucha ternura». Las palabras sencillas y escuetas del príncipe Alberto II cubren con un tupido velo los detalles de una operación médica que duró cuatro horas, según ‘Nice Matin’, y se realizó sin anestesia general. Antes de ser operada, la princesa sufrió un tratamiento que duró varias semanas. Antes de volver a Mónaco, deberá cuidarse y seguir un tratamiento especial, hasta mediados o finales de septiembre, antes de regresar con su familia, a primeros de octubre, si todo va bien.
El reencuentro
El príncipe Alberto II y sus hijos, la princesa Gabriella y el príncipe Jacques, el sucesor y heredero, viajarán próximamente a África del Sur, para celebrar el restablecimiento definitivo de la madre y esposa. En su relativa gravedad médica y, la crisis tendrá un final feliz: las nubes de la rumorología tóxica y la infección ORL habrán unido y trabado las relaciones familiares de manera siempre más profunda. Y Mónaco recobrará a su princesa el próximo mes de octubre.
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