La pregunta de Rocío Flores que destrozó a Rocío Carrasco: «¿Qué va a pasar con las casas de Miami?»
La muerte de Rocío Jurado hizo florecer ‘la semilla del mal’ que, según Rocío Carrasco, Antonio David plantó en su hija
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Incluso en aquel ‘infierno’ que fue la estancia de Rocío Jurado en el hospital de Houston, los conflictos con Antonio David Flores por sus hijos siguieron su curso. Rocío Carrasco ha reconocido que los mantuvo alejados de su abuela, ingresada por un cáncer de páncreas: «Yo no quise que mi madre hablara con mis hijos porque apenas tenía voz, era un hilillo, y sabía que Rocío y Fernando iban a darse cuenta de que no estaba bien, que algo le pasaba». Pero madre e hijos, a pesar de lo que dijera Antonio David, hablaban todos los días. A la abuela, es verdad, tampoco la vieron durante sus últimos meses de vida, que pasó en Madrid, tras un viaje desde Houston que pudo hacer gracias a unos padrinos excepcionales : «Fue gracias a Ángel Nieto , al que también quise mucho porque era como un hermano para mi padre, Él se puso en contacto con Paco, el Pocero , que puso a nuestra disposición un avión medicalizado. Paco se portó muy bien. Le estaré eternamente agradecida, porque ni la conocía. Pero lo hizo por Ángel. Ella estaba como loca, ilusionada por volver a casa. Cuando llegamos, estaba muy débil pero muy feliz. Pero no estaba bien. Y pasamos todo el mes de mayo con ella».
Cuando Rocío Carrasco se fue a Houston, dejó a sus hijos con Antonio David: «Pensé que era lo correcto». Y cuando todo se complicó, siguieron con el padre. Rocío se quedó con su madre hasta el final: «Mis hijos no la vieron. No quise que se quedaran con esa imagen de la yaya. Quería que la recordaran jugando con ellos tirada en el suelo, haciéndoles lentejas, que a Rocío le encantaban . Yo tampoco les vi en esos cuatro meses porque no me moví de su casa, de su lado, hasta esa larga madrugada…».
Un día, ‘la más grande’ cogió de la mano a Rocío y a Fidel para decirle a su hija: «¿No creerás que te voy a morir sin dejarte casada con éste, verdad?» «Cuando estés bien», le decía Fidel Albiac , que bromeaba con que la suegra no podía lucir una talla menos que la novia. Pero la Jurado insistía: «Yo llamo mañana al padre Ángel . José, yo, tú y el niño. No hace falta nadie más. Yo os quiero dejar casados». No pudo ser, «pero fue es como si lo hubiéramos hecho, como si nos hubiéramos casado», ha recordado una Rocío emocionada.
Rocío Jurado falleció en la madrugada del 1 de junio de 2006. «Aquel fue, si no el peor día de mi vida, uno de los peores. Todo el mundo lloraba a la artista, pero yo lloraba a mi madre. Para mí no era Rocío Jurado, para mí era mi madre». Tras el funeral, lo primero que hizo Rocío Carrasco fue llamar a su abogado, Javier Saavedra , para pedir que sus hijos volvieran con ella. El reencuentro tuvo un momento feliz, cuando David la abrazó entre lágrimas; y otro, que la dejó destrozada, cuando Rocío se acercó y le espetó, «Mamá, ¿qué va a pasar con las casas de Miami?». La impresión de Rocío Carrasco es propia de una película de Roman Polanski: «En ese momento supe que la semilla del mal que le habían plantado había germinado, había florecido».