Phil Collins tendrá que testificar sobre la acusación de que no se duchaba ni se lavaba los dientes

Una separación nunca es fácil pero si hay hijos de por medio, un tercero y una disputa por los millones, todo se complica. Es el caso de Phil Collins y Orianne Cevey , quien abandonó a la estrella de rock británico en julio de 2020 a través de un mensaje de texto. Un mes más tarde se dio el «sí, quiero» con el guitarrista Thomas Bates , con quien se instaló, al parecer ilegalmente, en la propiedad de Florida de 40 millones de dólares del músico junto a un ejército de guardaespaldas.

A Collins no le quedó más remedio que demandar a su exmujer por la 'okupación' de su propiedad, lo que propició el inicio de una guerra entre ambos. Según Cevey, la mitad de la casa de Florida le pertenece porque así se lo prometió el rockero en 2015, cuando la pareja se dio una segunda oportunidad. En noviembre de 2020 aseguró que amueblaron conjuntamente la mansión frente al mar y ella pagó parte de las facturas. De seguir insistiendo en echarla de la propiedad, Cevey prometió destruir la reputación de Collins.

Y comenzó contando que al final de su matrimonio se volvió un ermitaño. «El hedor de Philips se volvió tan penetrante y se convirtió en un ermitaño , negándose a interactuar personalmente con cualquier persona», aseguró entonces Orianne. Afirmó que durante el año 2019, Phil Collins se negó a ducharse y a lavarse los dientes, lo cual se hizo insoportable para Cevey. Además añadió que empezó a abusar durante ese tiempo de los analgésicos.

Tras estas graves acusaciones, se espera que Collins realice su declaración cuando termine su gira de conciertos. Esta semana, sus abogados han afirmado que los comentarios de su exesposa son «escandalosos, poco éticos y, en su mayor parte, patentemente falsos o groseramente exagerados», además de resultar «totalmente irrelevantes» en su guerra por la casa.