Paula Echevarría, el spot de ella misma
Es eso que llaman «creadora de tendencia» quienes entienden, que es lo que nuestra abuelas titulaban «una chavala estilosa»
Lunes
Hemos visto a Margarita Vargas , ahí en medio de las estampas del álbum de la boda fastuosa de Jorge Romanov y Rebecca Bettarini, en la Catedral de San Isaac, en San Petersburgo. Es elegante esta mujer. En algún momento del pasado la adornaron de celiaca, al verla muy delgada. Pero ella salió al paso del asunto, y así supimos que de celiaquía nada. Pues a la orden, obviamente. Uno lo que ve en Margarita es la distinción, y también que es un poco torera. Pero no porque saliera un día al ruedo de precisar una noticia que no fue, sino porque mantiene muy bien el tipo de estar ejemplar donde procede. Ahí en las cosas del marido, Luis Alfonso de Borbón, o en la boda de Romanov, o de Alberto de Mónaco, o bien en un posado con hijos, o yendo de compras, de solitaria contenta por Madrid, donde ahora vive. Yo la veo exquisita de ojos claros, y merecedora de mayores halagos en la prensa, que se obstina en celebrar siempre a las mismas. Intuyo en ella una mujer de poco estruendo, y encima de buena lámina. Es joven madre de tres hijos, tiene marido de vitola, y podría presumir del status que quisiera, porque es rica heredera de sonora familia venezolana, los Vargas Santaella. Su boda, en Santo Domingo, fue un acontecimiento de apellidos de oro que salen en las revistas y también de los que no salen, o salen poco, que son los que más cotizan. Hay ahora mucho escaparate de chica mona, casi todas «hijas de», y ella, que es mucha hija, y también mucha esposa, anda bella y quieta en lo suyo, que es velar por la familia elegida y salir a lucir el modelazo sólo en las fiestas justas. Está, pero no está. Si nos fijamos, hasta resulta un discreto modo de cuidarse sana y delgada.
Martes
Ha gritado David Bustamante en su instagram, o algo así, que «haga lo que haga soy criticado, prejuzgado y maltratado por muchos». Lleva razón. Pero resulta que las redes van quedando para eso. Se insulta porque hay anonimato, con lo que el gentío se pronuncia palabrón como quien insulta a un árbitro, desde la grada poblada. El anonimato es otra suerte de la multitud. Bustamante me empezó a caer mejor después de dejar aquella academia de bachilleres de tele, cuando ya no soltaba lagrimones de fotonovela y se hacía videos en la cubierta de un yate, lleno de gogós hasta la vela mayor. Quiero decir que nos cayó mejor cuando se lo empezó a montar de «El Busta», que queda de socio canallita, abandonando el montárselo de David, tirando a aprendiz de pijillo de revista de cremas. Luego, por rachas, me tuvo un poco despistado. Y ahora ya está en lo que está, de concursante de fogones y otras cosas, en la tele, que son las nuevas variedades.
Miércoles
Paula Echevarría ha tenido un segundo hijo, y posa de musa de lencerías. Paula es una chica de muy fino cromo que vende en un pispás el trapo que se ponga, y sale siempre de anuncio aunque la pilles de foto en una hora mala de playa, que es cualquier hora, para todo mortal. Paula es algo así como una hermana lejana de Sara Carbonero , pero en otro plan, porque sigue con su futbolista, y en la tele asoma de actriz. Pone de moda una pulsera o un fular en un momento, porque es el spot de ella misma. Es eso que llaman «creadora de tendencia» quienes entienden, que es lo que nuestra abuelas titulaban «una chavala estilosa».
Jueves
Isabel Pantoja será juzgada por insolvencia punible en marzo del año próximo. La cosa viene de donde viene la cosa. El futuro de Isabel siempre pasa por saber qué ocurre con el pasado.
Viernes
Ha estrenado película Almodóvar, ‘Madres paralelas’, y la película nos trae a una estrella internacional, Penélope Cruz , que siempre ha estado aquí, por otra parte, a la benéfica sombra triunfadora de Pedro. De la película ya hablarán otros con mayor encumbramiento. Se acredita ahí, no obstante, que el genio es una larga paciencia. Nadie negará a Almodóvar el lenguaje propio, que es lo que escasea, o sea, lo que de verdad importa. Pero aquí nos ocupa celebrar que reincide en colocar a Penélope como mujer principal del reparto, y son así Penélope y Pedro, Pedro y Penélope, el matrimonio mejor de nuestro cine, sólo que sin matrimonio. Quizá por eso vaya el vínculo a durar toda la vida. Penélope ha tenido algunos novios famosos, pero el novio primero y último es Pedro Almodóvar, que saca de ella un genio popular de madre dolida o una finura a lo Audrey Hepburn, según toque. Almodóvar ha señalado alguna vez a Penélope como la mujer de su vida, y se entiende, empezando o acabando porque nadie grita con tanto amor emocionado, como ella, su propio nombre, «Pedroo», desde la grada de los Oscars. Son un mutuo premio. Se le ve feliz a Pedro. Como a ella. De la mano de Almodóvar ha vuelto Penélope a España, como si nunca se hubiera ido de aquí, como si siempre hubiera estado al lado de Pedro. Cosas del infrecuente amor bien correspondido.
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