La mujer de Boris Becker relata las primeras horas del tenista en prisión

La modelo holandesa Lilly Becker, separada del campeón mundial desde 2018, afirma que «se derrumbó» cuando fue condenado a dos años y medio

Boris Becker vive de lujo pese a haberse declarado en bancarrota

Boris y Lilly Becker Gtres

ABC

El ingreso en prisión del campeón del tenis mundial Boris Becker , de 54 años, ha sido una sorpresa y un varapalo, al menos para sus familiares y amigos. Si primero fue Novak Djokovic dijo afirmó tener «el corazón roto» por la condena a dos años y medio de prisión contra el extenista alemán , que fue su entrenador entre 2013 y 2016, ahora ha sido el turno de la que fuera su mujer, Lilly Becker , de 45 años. La modelo holandesa afirmó, en una entrevista a Piers Morgan Uncensored en 'TalkTV', que «se derrumbó por completo» cuando Boris fue sentenciado, «no podía creer lo que estaba escuchando», afirmó.

Aunque separados desde hace cuatro años, Lilly Becker se niega a divorciarse de él tal y como relató en la entrevista: «Sigo siendo en gran medida su esposa» y añadió: «Desde el principio fue una historia de amor intensa y completa, verdadera. Todos los que nos conocen lo saben. No es que no quiera divorciarme. Debemos hacerlo en el momento adecuado». Preguntada sobre si aún ama Boris, Lilly fue tajante: «Por supuesto que sí».

Su todavía mujer también reveló cómo están siendo estos primeros días del tenista en prisión: «Boris está bien pero no es un hotel de cinco estrellas» y añadió «gracias a Dios es fuerte mentalmente y probablemente esté preparado para este trance».

Uno de los momentos más duros para la modelo fue cuando hace unos días tuvo que contarle a su hijo Amadeus, de 12 años, que su padre había ingresado en prisión. «No tuve más remedio que romper mi corazón y el suyo. No se lo deseo a nadie. Fue lo más difícil que he tenido que hacer». El niño, relata Lilly Becker, «simplemente no podía entenderlo. Todavía no puede. Me rompe el corazón, pero me ha convertido en una 'mamá tigre'».

Becker, exnúmero uno mundial y seis veces ganador de torneos del Grand Slam entre 1985 y 1996, fue condenado por la justicia británica por infracciones financieras relacionadas con su bancarrota personal. Residente en Reino Unido desde 2012, fue considerado culpable a principios de abril de haber ocultado 2,5 millones de libras esterlinas, unos 3 millones de euros, para evitar el pago de sus deudas. Había sido declarado en bancarrota en 2017.

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