Juan Carlos Berrocal: «Mi familia respira más tranquila desde que dejé de torear»

Desilusionado con el mundo taurino, el joven decidió emprender su camino en la música el pasado año

El cantante Juan Carlos Berrocal

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Nació con vocación de torero y con alma de cantante. Cuando ya había dedicado gran parte de su corta vida -tiene 25 años- a los ruedos y al capote, Juan Carlos Berrocal decidió dejar atrás ese mundo, decepcionado con los que ha calificado como «mercenarios de los sueños». No fue nada fácil. Retraído en sus pensamientos una tarde estando en su habitación sonó la canción ‘La vida sigue igual’ con la que su admirado Julio Iglesias se dio a conocer y pensó en seguir sus pasos. Así llegó en 2021 su andadura en la música con ‘Morir de ganas’ y ahora se afianza con su nuevo sencillo ‘Once y dos’, en el que vuelve a cantarle al desamor -como a él le gusta- con una experiencia que vivió en sus propias carnes, como así cuenta en una charla con ABC.

A juzgar por sus letras parece que lo ha pasado mal en el amor, ¿es así?

Quién no ha tenido historias de amor y desamor, lo que pasa es que del desamor se escribe más. No es que haya sido un latin lover, tengo 25 años, pero he tenido mis andaduras y la forma que tengo de expresarlo es así.

¿Es muy romántico?

Sí. Me gusta sobre todo conservar la canción que años atrás han escuchado nuestros abuelos y padres y que hoy en día está más en desuso. Creo que la vida sin amor no tendría gracia. Sin mujeres en los tendidos no merecería la pena que los toreros nos vistiéramos de luces y nos jugáramos la vida, y en la música igual. El hombre está cojo sin ellas.

¿Por qué dejó el capote y los ruedos?

Me desilusionaron los mercenarios de los sueños, que así he llamado a las personas que juegan con las ilusiones y los esfuerzos de vida de un chaval que, con apenas 13 años, empezó a torear. No estaba por la labor de jugarme la vida para que otros ganasen dinero a mi costa ni que jugasen con mis sueños.

¿No se plantea regresar?

Profesionalmente no. Soy una persona que no veo los grises, o blanco o negro. Sería una absurdez y una osadía por mi parte dedicarme a dos profesiones que tienes que estar las 24 horas del día en pensamiento y en alma a su desarrollo.

Su familia estará más tranquila desde que lo dejó

Sin lugar a duda. Toda mi familia ha respirado bastante, aunque he de decir que tengo la suerte de que siempre me han apoyado en todo.

Es curioso cómo en el mundo del toro hay muchos que se dedican a la música: Jesulín, Enrique Ponce...

Jesulín tuvo un flirteo gracioso con la música (risas). En el caso de Ponce, tengo mucha relación con él. Me vio crecer en una ganadería y es verdad que le gusta cantar. Nos hemos juntado alguna vez y hemos estado canturreando y compartiendo ciertas cosas juntos.

¿Qué acogida ha tenido entre sus compañeros?

Con el maestro Enrique Ponce no me veo en persona desde 2018, pero sin lugar a dudas tengo el apoyo de mucha gente del mundo del toro que son amigos.

¿Qué impone más, un ruedo o un escenario?

En la plaza te juegas la vida pero no vas con esa mentalidad. Para mí son dos creaciones artísiticas y, siempre que te expones a un público, hay una responsabilidad increíble.

¿Es supersticioso como buen torero?

Ahora que lo he dejado, las considero como debilidades mentales o como a pequeñas cosas que te aferras porque te juegas la vida. Pero las respecto y de hecho tengo muchas manías.

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