Josemi Rodríguez-Sieiro - Lo que me apetece
Tradiciones de Navidad
A mí, que me fascina regalar, siempre a quien se lo merezca, me ocupa menos tiempo, porque, a partir de marzo, ya estoy viendo cosas para las siguientes navidades
Me fascina regalar, siempre a quien se lo merezca
En estos días previos a las Navidades, en los cuales ya están encendidas las bombillas de las calles de las ciudades, con unas decoraciones, en algunos casos, más propias de las fiestas patronales de cualquier pueblo de España, de las Fallas de Valencia o de la Feria de Sevilla, que de las conmemoraciones de las que se tratan. Empieza la complicación de un mes difícil .
El puente de la Constitución y de la Inmaculada supone un trasiego de gente imposible.
Los de provincias van a Madrid, los de Madrid hacen lo mismo, pero a la nieve, a la playa, a eso que llaman los horteras «segunda residencia», sin reparar si es la tercera o la cuarta, en el caso que se tenga más de dos casas. Es la manía de los que llaman ancianos a los de más de cincuenta años o de los que califican a los coches buenos, como de alta gama y a los grandes pisos como de alto standing.
Uno se ha propuesto unos días de tranquilidad, después de revisar la decoración del árbol de Navidad, la instalación del Misterio y la colocación de los centros con bolas y pascueros, porque ya se sabe que, hasta en esto ahora hay modas o al menos tendencias. Un año predomina el rojo, otro el verde e incluso el azul, siempre combinado con dorado o plateado. Luego están los que tienen un Belen Napolitano, los que montan un Nacimiento en toda la regla o una colección de Papá Noel que invade la casa hasta desvirtuar completamente la decoración de la misma. Estos tienen un gran mérito y mucho tiempo para dedicarlo a ello.
Y qué decir del apartado de regalos . A mí, que me fascina regalar, siempre a quien se lo merezca, me ocupa menos tiempo, porque, a partir de marzo, ya estoy viendo cosas para las siguientes navidades. Son variados mis envíos, siempre atendiendo a la teoría de la abuela de un amigo de «manos que no dais, qué esperáis». Ello implica escribir a mano como trescientas tarjetas con sus correspondientes sobres, lo que me lleva cierto tiempo, aunque este año, una parte, sintiéndolo mucho y a causa de la amenaza de huelga de transporte, no dispongo de tiempo suficiente como sería mi deseo, para escribirlas direcciones a mano.
Se me ocurre hacer un recordatorio dirigido a los que practican el envío de un regalo que a su vez han recibido, conocido como «regalo de refrito». Antes de darle el pase convendría cerciorarse de que no tenga unas iniciales grabadas que no se corresponden con el destinatario, pues, en algunos casos los he recibido con las tarjetas de los que lo habían enviado por primera vez. Hace años me invitó la peletera Elena Benarroch a su casa. Yo llevaba un fular de una conocida firma italiana. Alabó mi gusto y yo le contesté quien me lo acababa de regalar. Ella me respondió que a esa persona se lo había regalado ella. Cuando llegué a casa, en la bolsa estaba un tarjetón de Elena paras su amiga.
Indudablemente el whatsapp ha simplificado enormemente las cosas, aunque en ocasiones no sea lo más correcto, ni lo más elegante pero si lo más eficaz. Sirve también para felicitar a gente , que no lo hubiéramos hecho sin tener a mano los datos necesarios. Es una manera de cuidar mínimamente a los amigos con un simple recuerdo… pero donde esté un buen papel o cartón con una impecable impresión y escrito con puño y letra, que se quite lo demás.