José Rábago: «Muchos rostros conocidos sufren blancorexia»
Tras formarse en EE. UU., es hoy uno de los dentistas más demandados entre los famosos
Procedente de una de las sagas familiares más conocidas del mundo de la odontología, José Rábago se ha labrado una gran reputación en el sector. Hoy es uno de los profesionales más demandados de la capital. Es director de Servicios Médicos de la afamada clínica Ceosa, con más de 35 años de trayectoria, en la que también trabajan sus tres hijos: Miles, José y Natalia Rábago, la tercera generación. Se formó en las mejores clínicas de Los Ángeles, la meca de la estética bucal, y de Miami. Nunca pensó en dedicarse a otra cosa. «Siempre me han gustado las manualidades y esta profesión es muy de manualidades y de alguna manera aquí estoy, intentando sacar adelante el negocio», confiesa en una entrevista con ABC.
No hay duda de que lo ha conseguido. Entre su clientela también se encuentran un selecto grupo de rostros conocidos . Aunque no puede hablar de sus pacientes, sí confiesa que lo que más demandan son cuestiones relacionadas con la estética. «Ponerse los dientes muy blancos, no quieren mucho más. También, lógicamente, cuidar sus dientes, arreglarse las caries y sanear la boca, pero básicamente lo que buscan es que hagamos un buen diseño de la sonrisa», explica Rábago.
Como cuenta, desde hace unos años, se ha extendido en Europa la moda de blanquearse los dientes de una tonalidad demasiado blanca para su gusto, siguiendo el estilo estadounidense. «Antes, la mentalidad aquí era muy diferente, pero desde hace un tiempo, la cosa ha cambiado. Buscan dientes blancos, blancos. Particularmente no me gusta que cuando te encuentras con alguien solo se fije en los dientes, pero somos unos mandados», confiesa. Es el caso de muchos rostros conocidos de la televisión que, se podría decir, que algunos de ellos sufren lo que llaman blancorexia .
Bocas de cine
Rábago también ha hecho sus pinitos en la pequeña y gran pantalla . Empezó a hacer bocas para el director de televisión Valerio Lazarov , cuando dirigía el programa ‘La noche de los errores’. Llevaban a un personaje que se disfrazaba y al que le ponían una boca muy exagerada. Poco a poco, su clínica fue adquiriendo fama y un buen día les llamó la productora de Pedro Almodóvar . «Empezamos a hacer cosas más serias. Por ejemplo, tuvimos que caracterizar a una embarazada con labios y encías más inflamadas. Nos divertíamos mucho», cuenta.
No tardó en conocer a Ana Lozano, una de las mejores maquilladoras de Los Ángeles, que le solicitó sus servicios para la película ‘Loving Pablo’: «Había que engordar a Javier Bardem 30 kilos. Y nos pusimos a luchar y salió muy bien». Poco después trabajaron con Penélope Cruz . Tenía que hacer de Donatella Versace en ‘El asesinato de Versace’. «La diseñadora tiene operados los labios y Cruz no, por lo que tuvimos que hacerle una serie de arreglos en la boca. Al final, la serie se llevó un Emmy a la mejor caracterización en los Creative Arts Emmy Awards», recuerda modestamente.
No es un trabajo sencillo, requiere de muchas horas: «Primero nos tienen que decir lo que quieren. Después tomamos unos modelos de la boca y por dentro de los labios ponemos una serie de prótesis. Una vez que hemos terminado, viene el fotógrafo y nos dice cosas que no cuadran y vamos trabajando en función a eso hasta que el resultado es satisfactorio para todos».
Cuando no está en la clínica, Rábago lee libros sobre su profesión e imparte clases en la escuela de formación que tienen para profesionales del sector. El poco tiempo que le queda, lo dedica a su familia, el pádel (aunque lo ha dejado por miedo a romperse una rodilla), el golf y el esquí. «Para bien o para mal estas profesiones sanitarias requieren muchas horas y una dedicación importante», dice.