Jimmy Giménez-Arnau: «El hecho de seguir vivo demuestra que la vida ha sido generosa»
Alejado de cualquier acto social por temor al coronavirus, el escritor vive sus días junto a su mujer, Sandra
En tiempos de pandemia, la lírica puede ser el mejor bálsamo para curar almas. Tal vez por eso se reedita el libro de poemas que en 1971 firmó Jimmy Giménez-Arnau , ‘Cuya selva’, que más que envejecer, vive una segunda juventud. ‘Enfant terrible’ desde entonces, sigue con la lengua larga y el mismo pico afilado de siempre.
En los años 70 fue un poeta joven al que ahora reeditan. ¿Cómo se siente?
La editorial Vitrubio está relanzando los poetas de los 70 y me dio mucha alegría porque, incluso hoy cuando lo leo, hay cosas que no entiendo y es que en esa época la palabra me dominaba. En su día yo me pagué esa primera edición. Fue mi primer libro. Después llegaron ‘La soledad distinta’, ‘Las islas transparentes’ y luego ‘Yo, Jimmy’. He prometido que voy a escribir un libro de sonetos para antes de un año.
¿Qué queda de aquel Jimmy que no llegaba a los 30?
Lo mejor de la poesía es que casi nadie se mete contigo porque no genera envidias al no entrar en los circuitos comerciales. Y de eso sé mucho porque siempre que sacas un libro lo normal es que te pongan a parir. En mi caso hasta funcionaba y lo pedía porque así se enteraban todos.
Siempre le ha funcionado el perfil de rebelde con o sin causa.
Hay que estar siempre en la oposición. Fíjate que en mi libro anterior, ‘La vida jugada’, coincidió el lanzamiento con la pandemia y no pude ni presentarlo.
¿Qué tal lleva vivir en tiempos de Covid?
Por suerte no lo he cogido y además soy de los que me he vacunado hasta de la rabia (risas) con tal de no tenerlo. Cada vez que sale una vacuna me apunto. Llevamos tres inviernos con esta mierda y encima con el zumbado que tenemos en La Moncloa. Imagínate cómo están todos los gremios de enfadados.
Le sigo y compruebo que en cuestiones de política se moja al máximo y es muy crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Lo normal es que los que escribimos de política nos situemos en la oposición y más con lo que tenemos ahora, que están arruinando España.
¿Ha sentido miedo en estos años?
He estado aterrado con el Covid. Piensa que a mis 78 años si lo cojo, seguro que me da la neumonía bilateral o triple si es que hubiera. No he ido absolutamente a nada de todas las convocatorias que me invitan. Solo salgo para ir a ‘Sálvame’ a trabajar porque hay que comer. Todas las ofertas que había antes se han pulverizado. Es desolador. Mi única alegría de estos años ha sido la aparición de Isabel Díaz Ayuso de quien me declaro fan total. Ha hecho mucho por Madrid y su gente; y lo mejor es que no van a poder con ella.
A usted le tocó la lotería el día que conoció a su mujer, Sandra. ¿Me equivoco?
Sandra es todo lo que no soy yo. Responsable, cumplidora, seria…
Pero usted también ha cambiado en estos años. Ya no es el Jimmy que era…
Eso es por respeto a Sandra porque si fuera por mí te aseguro que siempre me perjudico. No cambio a Sandra por nada del mundo. Es el amor de mi vida sin lugar a dudas. Llevamos 16 años juntos y hace ocho le pedí que nos casáramos. Lo tenía muy claro.
¿Cómo se ha quedado con la interrupción del matrimonio de los Urdangarin?
Lo que han hecho es un plagio del título de García Márquez ‘Crónica de una muerte anunciada’. Ese matrimonio estaba muerto desde hacía tiempo, incluso antes que él ingresara en la cárcel de Brieva.
Estos últimos años tampoco han sido fáciles para su exfamilia política los Franco. Desde la exhumación a las expropiaciones que están sufriendo.
Pero nunca les hacen una inspección fiscal. Eso debió ser un acuerdo político cuando murió Franco con Don Juan Carlos y por eso Hacienda no lo ha investigado. Estoy seguro que de hacerse sacarían tanto que los españoles podríamos estar cuatro años sin pagar nada.
¿Sigue sin noticias de su hija?
Ni yo existo para ella ni ella para mí. Es algo que he digerido hace tiempo pero yo no hice nada para que reaccionara así. Intenté recuperarla cuando aún era menor de edad y con una abogada luché hasta donde pude tanto en España como en Estados Unidos, a donde viajé para verla. Ganaba todos los pleitos de visitas pero luego nunca me dejaban verla. La última vez que estuvimos juntos fueron los dos meses que pasó en España conmigo y lo pasamos de cine. Luego se fue a las Islas Vírgenes con su madre. Desde entonces no pude volver a hablar con ella. Murieron mis padres, que eran sus abuelos, y siempre se portaron bien, y no hizo nada por despedirse de ellos. Con la mayoría de edad demostró que no quería saber nada de mí. Querer a alguien que no te quiere es muy difícil.
¿Cree que la vida es justa con usted?
La vida ha sido muy justa, creo que demasiado, porque yo debería estar en una cárcel de Jamaica o por ahí (risas). En serio, creo que soy afortunado porque entre otras cosas sigo vivo.
Con el Covid han aumentado los problemas de salud mental. ¿Le ha empeorado anímicamente el confinamiento?
Carezco de salud mental y es verdad que hago una vida muy casera pero cuando puedo voy a casa de dos buenos amigos a pasar unos días. Me encanta estar con Sandra en casa porque no soy nada aburrido sino lo contrario.
¿Qué titular me puede dar de su mujer Sandra?
Si la hubiera conocido hace 50 años seguiría con ella.