El golpe definitivo de Ana Soria que deja fuera de juego a Paloma Cuevas
Una vez más, la joven ha demostrado la verdad que esconde su relación con el torero Enrique Ponce
Paloma Cuevas nunca vio con buenos ojos a Ana Soria . A pesar de que en público siempre ha mantenido una posición discreta, casi imperceptible, las conversaciones mantenidas en privado con este que les escribe no siempre fueron tan insignificantes.
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Tras anunciar su separación de Enrique Ponce , la economista creyó que la nueva relación de ese al que sigue llamado «mi marido» sería flor de un día. Pensó que Soria sería un entretenimiento en momentos de asfixia sentimental, un pasatiempo con el que cubrir soledades furtivas . Mordió en hueso, se equivocó. Con un golpe seco, mudo, sin aspavientos ni publicidad, Ana ha demostrado que lo que siente por Enrique es amor del verdadero . No hay dudas.
La revista 'Diez Minutos' publica en su edición de esta semana las imágenes de Ponce y Soria fondeando en alta mar. Una envidiable escapada que se adelantó en el programa 'Buenos días, Madrid' de Telemadrid y que sirve de aplastante desmentido a los rumores de ruptura que voces interesadas anunciaron a finales de la semana pasada. Una información que, además, la propia Ana negaba vehemente en las páginas de ABC y que llegaba días después de rumorearse que la almeriense estaba embarazada.
Ante la guerra, solo paz
Todo parece encajar. Las noticias creadas en laboratorio con el fin de torpedear el noviazgo de Enrique y Ana se suceden cada vez con más frecuencia . Se reproducen justo cuando en los mentideros se cavila sobre la posibilidad de que el torero firme definitivamente el divorcio, extremo del que ninguna de las dos partes implicadas quiere pronunciarse.
Ponce no quiere guerras . No tiene tiempo ni ganas de enfrentamientos. Muy al contrario, es evidente que desea paz y tranquilidad. Lo está demostrando sobradamente con su implacable silencio, con esa elegancia taurina que es, al mismo tiempo, respeto a todos los que fueron y siguen siendo . Gestos que evidencian que no hay espacio para los rencores ni los malos entendidos. Tiempo al tiempo.