La España real que apoya a Rocío Carrasco

Los otros Mohedano-Jurado

El tremendo pacto secreto de los Mohedano-Ortega

Rocío Carrasco Telecinco

Antonio Albert

Rocío Carrasco se fue a Chipiona a pedir permiso a su familia para hacer la segunda parte de su docuserie, ahora titulada ‘En el nombre de Rocío’, y en ese viaje nos ha descubierto a sus tías y tíos, sus primas y primos, gente sencilla que vive alejada de las exclusivas, preocupada por el día a día, con sus raíces bien ancladas en la tierra. Son los mismos que la apoyaron en la intimidad durante todo este tiempo en un silencio respetuoso que ahora han decidido romper para mostrar no solo su apoyo, también para descubrirnos a la mujer que se escondía tras la diva: la Rocío Mohedano que se convirtió en Rocío Jurado , ‘La más grande’. A través de los encuentros con esos familiares de la España real, no la televisiva, hemos descubierto cómo su hermano Antonio cuidaba de ella dándole todos los caprichos, mimándola, llevándola a las pruebas para empezar a cantar. Era una mujer criada en un matriarcado en el que las mujeres se ponían la vida a la espalda y sacaban a su familia adelante. Lo hizo su abuela, lo hizo su madre y lo hizo ella, tras prometer que cuidaría de todos. Así lo hizo cuando fue a Madrid, donde logró convertirse en una estrella. Pero llevaba Chipiona en el corazón, como la Virgen de Regla, cuyo santuario visitaba cada vez que bajaba a Cádiz. Su ritual era siempre el mismo: llegaba, aparcaba y antes de ir a casa, iba un rato al humilladero del templo, donde hincaba las rodillas, se llevaba las manos al corazón y rezaba por los suyos. Lo que nunca imaginó es el ingratitud con la que muchos le pagarían después.

«Hay una familia real y hay una manada. Unos son familias, los otros no lo son», ha comentado Rocío Carrasco, que dejado bien claro que ni Amador , ni Gloria , ni siquiera Rosa Benito forman ya parte de su familia.

En este especial, ‘Licencia para hablar’, estos familiares que nunca le negaron un abrazo a Rocío Carrasco han relatado cómo tanto Gloria como Amador han sido los privilegiados, los que vivían arropados por la Jurado, siempre a la sombra de su hermana . Entre otras cosas, hemos sabido que Gloria cultivaba uvas de mesa en las tierras que le pidió a su hermana y por las que nunca pagó un alquiler, ni siquiera los gastos. Los parientes le han contado también que Gloria, quien no podía cuidar de ella de pequeña porque siempre estaba muy liada, se ha encargado de pintar los muros del Museo de Rocío Jurado en los que se habían dejado pintadas de apoyo a su hija. Y hemos conocido a Manuel Jurado , el ‘sheriff’ de Chipiona, tío de su madre, quien contaba con los poderes para comprar y vender, para cuidar las tierras de la artista. Lamentablemente, Manuel falleció antes de emitir el programa.

A la muerte de Rocío Jurado, en lugar de dar un paso atrás, los Mohedano dieron un paso adelante presentándose como herederos. Pero no era la realidad del testamento. Para ellos, Rocío era ‘la Carrasco’, en sentido negativo. Ahora llega el momento de ver a la Carrasco sentada con los Mohedano-Jurado . Los otros. La familia. La de verdad.

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