El encuentro entre Esther Doña, Pedraz y su ex
No se dirigieron la palabra
![Silvia Córdoba, Pedraz y Esther Doña](https://s3.abcstatics.com/media/gente/2021/10/10/silueteado-ella-k0wC--1248x698@abc.jpg)
Después de tres años de relación sentimental y muchos planes de futuro, la repentina ruptura del juez Pedraz y su ya ex pareja la penalista Silvia Córdoba tenía flecos pendientes de cerrar. Como ya se publicó en ABC la abogada se enteró de que su novio salía con la viuda de Griñón a través de Google donde salieron unas imágenes y después en la red social de Esther Doña . Un email del juez a su pareja confirmando el final puso fin a una historia que salpicaba a todos dada la trascendencia mediática de Doña y el magistrado y que a día de hoy sigue siendo pasto de titulares tras los posados en exclusiva de la pareja en la revista 'Hola'.
Pero quedaban flecos por solucionar y por eso el pasado jueves el magistrado acudía a una cita en una entidad bancaria donde tenía que cerrar lo que aún le unía a la abogada. Los dos estaban convocados y la sorpresa fue que Pedraz llegó en compañía de Doña para lo que se supone que era un trámite con su ex sin más recorrido que unos minutos. A pesar de los tres años de unión y los planes que tenían y por los que la letrada se metió en una hipoteca al adquirir una vivienda que iba a ser para su vida en común testigos presenciales cuentan que no hubo ni un saludo ni un buenos días y ni tan siquiera un qué tal estás. Cada uno entró por separado , hizo lo que tenía que hacer, y salió de la entidad sin dirigirse media palabra. Eso sí Doña no se separó de su actual pareja demostrando la unión tan estrecha que tienen y tal vez su presencia fue lo que impidió que los ex se saludaran o hablaran aunque sólo fuera para interesarse por sus familiares. No es la primera vez que coinciden ya que suelen cruzarse por los juzgados y eso que Córdoba tuvo que pedir a la Justicia que su ex novio no actuara como juez en un caso que ella defendía por «enemistad manifiesta» tras una ruptura que les ha distanciado hasta el punto de ni siquiera saludarse.