Demandan a Bob Dylan por un presunto abuso sexual a una niña de 12 años en 1965

La mujer acusa al cantante de aprovecharse de «su estatus como músico para abusar sexualmente de ella en múltiples ocasiones»

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A sus ochenta años casi recién cumplidos (sopló velas el pasado mes de mayo) y varado en tierra firme mientras la ‘Never Ending Tour’ empieza a oxidarse por falta de actividad y culpa de la pandemia y las cancelaciones, a Robert Allen Zimmerman, leyenda del rock y Nobel de Literatura de 2016 por sorpresa, ha venido a visitarlo un perturbador fantasma del pasado: una mujer de 68 años de Greenwich (Connecticut) acaba de presentar en un juzgado neoyorquino una demanda en la que acusa al autor de ‘Blonde On Blonde’ de haber abusado sexualmente de ella en 1965, cuando tenía tan solo 12 años.

Según la demandante, identificada como J. C., Bob Dylan habría abusado de ella en numerosas ocasiones durante seis semanas, entre abril y mayo de 1965 , tras ganarse su confianza aprovechándose de su «estatus de estrella». «Se hizo amigo y estableció una conexión emocional con la demandante», puede leerse en los documentos presentados ante el juzgado y publicados ayer por ‘The New York Post’ .

Drogas y alcohol

El escrito también sostiene que el músico habría suministrado a la menor de edad drogas y alcohol para «reducir las inhibiciones» y «abusar sexualmente de ella» en lugares como el emblemático Chelsea Hotel, en el que Dylan vivió a mediados de los sesenta. Asimismo, la demanda refiere «amenazas de violencia física» que dejaron a J. C. «emocionalmente marcada y psicológicamente dañada hasta el día de hoy».

Según la denuncia, los efectos emocionales del abuso causaron en J. C. depresión y ansiedad «de carácter permanente» y que han incapacitado a la demandante para «atender sus actividades habituales».Esta acusación de asalto, agresión, detención ilegal y daños emocionales tuvo ayer rápida respuesta por parte de Daniel Isaacs, abogado de Dylan, que, en una breve declaración en la web ‘Page Six’, rechazó cualquier atisbo de veracidad. «Estas acusaciones de 56 años de antigüedad no son verdaderas y serán defendidas vehementemente. La denuncia habla por sí sola», dijo el letrado.

La demanda llegó al juzgado el pasado viernes, un día antes de que finalizara el periodo que se había abierto en Nueva York para presentar casos de abusos sexuales infantiles que habían prescrito bajo una ley aprobada en el Estado en febrero de 2019.

Al poco de hacerse pública la noticia, seguidores del músico estadounidense empezaron ayer a echar cuentas para destacar que durante buena parte del periodo en el que habrían tenido lugar los supuestos abusos, esas seis semanas de abril y mayo de 1965, Dylan habría estado fuera de Estados Unidos, de gira por Inglaterra.

Lo cierto es que los hechos descritos por J. C. coinciden, por lo menos cronológicamente, con uno de los momentos de mayor agitación musical y personal en la órbita del cantautor estadounidense. Así lo explica Howard Sounes en una de las incontables biografías dedicadas al bardo de Duluth. «A la edad de veinticuatro años, Bob había conseguido un éxito artístico y comercial enorme a ambos lados del Atlántico. Había llegado casi a la cima de su carrera, pero aún lo había logrado totalmente. A su regreso a Estados Unidos a principios de junio daría un inmenso salto hacia adelante como escritor de canciones».

Un año turbulento

Y es que, a mediados de 1965, Dylan acababa de romper con el folk y andaba ya embarcado en la búsqueda de ese sonido de mercurio diseminado que empezó a asomar la cabeza en ‘Bringing It All Back Home’. En abril de ese mismo año viajó a Inglaterra, conoció a los Beatles y los Rolling Stones, grabó junto a D. A. Pennebaker el documental ‘Don’t Look Back’ y dejó a Joan Baez por Sara Lownds, con quien se casaría en noviembre de ese mismo año. También empezó a amasar una leyenda negra que nunca le ha abandonado. «Bob, el eterno donjuán, intentó seducir a la cantante Marianne Faithfull durante su estancia en Londres y la echó de su suite cuando ella lo rechazó. También estuvo saliendo algún tiempo con la cantante de pop de dieciséis años Dana Gillespie , a quien conoció en una fiesta en Londres y con la que se veía cuando Sara no estaba cerca», escribe Sounes.

No es este el primer escándalo que sacude el universo ‘dylaniano’ y pone en jaque el supuesto misterio en que el laureado compositor ha intentado sumir su vida personal. Sonado fue, por ejemplo, su divorcio de Lownds , a quien Dylan despachó sutilmente llevándose a desayunar a la casa familiar a la que será su sustituta. La cosa, claro, acabó fatal y Sara demandó a Dylan por violencia doméstica.

El propio Dylan reconoció en una rocambolesca charla publicaba en 1977 en ‘Blanco y Negro’ que había golpeado a su entonces esposa «en una ocasión al observar que estaba dando de fumar un cigarrillo de marihuana» a su hijo Tom. «No pude soportar esa escena y la golpeé. Y de ser yo una persona violenta posiblemente la hubiera estrangulado», dijo el autor de ‘Just Like a Woman’. De su segundo matrimonio con Carolyn Dennis, así como del nacimiento de su hija Desiree Gabrielle, hubo que esperar seis años para enterarse.

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