Cristina Higueras: «De niña me llamaban gafotas, como a mi protagonista»
La actriz, que acaba de publicar su tercera novela negra, vive centrada en su trabajo y en su familia
Cristina Higueras lo ha vuelto a hacer y es que con su tercera novela negra, 'Soy tu mirada', da un paso adelante para afianzarse en la escritura donde ya es una más. Le ha costado llegar a ese reconocimiento pero hoy confiesa que tiene más alegrías en ese terreno que en la interpretación. El verano lo pasa en Lanzarote y allí madurará lo que está por llegar en teatro y en su mente.
Leo que la definen como una novelista opaca y maligna, ¿se reconoce?
Para mí es un piropo porque, aunque no soy de etiquetas reconozco que mis tres ultimas novelas están en el género negro por lo que me encantan esas calificaciones.
¿Lo suyo va a ser ya la novela negra o piensa dar un giro en breve?
Confieso que me siento muy cómoda y es un género que me gusta desde siempre. De adolescente veía el cine clásico negro americano de los años 50 y de ahí pasé a las novelas en las que se basaban esas películas y descubrí a los grandes autores como Patricia Highsmith, Raymond Charles y por supuesto los contemporáneos.
Suele elegir mujeres para sus protagonistas quedando el sexo contrario en un plano muy secundario. ¿Se siente mejor hablando de mujeres?
Venimos de muchos siglos de historia donde ha sido al contrario y eran los hombres los que tenían toda la entidad mientras los femeninos eran pura comparsas y como de cartón piedra. Que se haya dado la vuelta a eso me parece muy bueno. Reconozco que en mis novelas las mujeres llevan todo el peso, pero es que creo que ya es hora de que sea así. Cuando era una adolescente no tuve referencias femeninas en la literatura o el arte y hoy me gustaría que mi sobrina sí los tenga y si puedo aportar mi granito de arena pues encantada. Por otra parte, es normal que construya mejor una protagonista de mi sexo porque tengo más referencias.
En su novela refleja muy bien cómo es el acoso que se sufre el colegio. ¿Habla por experiencia?
En el colegio era estrábica perdida y llevaba gafas desde muy pequeña y ya sabes que los niños son crueles. Yo fui a un colegio femenino, dado que en mi época apenas había mixtos, y es verdad que me llamaban gafotas, como a mi protagonista, pero no podría decir que he sufrido buylling o acoso porque sería exagerado. Sí es un problema que me ha sensibilizado desde hace mucho tiempo porque creo que es muy grave lo que pasa en muchos colegios hasta el punto de que haya niños que se suicidan por ese sufrimiento. A esa edad somos todos muy frágiles y el daño que se puede hacer es tremendo. He querido que sea uno de los temas que trato en esta novela por lo que me preocupa.
Tengo la sensación que la escritora está ganando a la actriz. ¿me equivoco?
Te diré que no he dejado mi carrera de actriz sino que quiero compatibilizar mis dos facetas. Lo que sí es verdad es que hoy sólo quiero meterme en los proyectos que me interesan y eso ha hecho que sea más selectiva. Reconozco que llegan pocos papeles interesantes y eso hace que trabaje menos. Sin embargo, en mi faceta como escritora he ido creciendo ya que desde la primera novela tuve muy buena acogida y eso que tuve que luchar contra ciertos prejuicios pero la novela gustó a los críticos y lectores y ya en mi segundo libro todo fue diferente. Esta faceta literaria me está dando muchas satisfacciones y hoy me hace muy feliz. No se trata de una decisión mía sino de lo que la vida te pone delante.
Su protagonista prefiere asumir un error antes que esquivar un riesgo. ¿Es usted así? ¿Se ve como una mujer valiente?
En el terreno profesional me siento valiente porque he arriesgado mucho como cuando monté mi productora que ha estado funcionando durante 20 años. Fue un riesgo y una valentía. Es verdad que en mi vida personal no he sido tan valiente y me he guardado más las espaldas. En cualquier caso prefiero arrepentirme de lo que he hecho.
En su novela el perdón es algo que se cuestiona. Parece como si perdonar no fuera tan recomendable como nos dicen en la vida, ¿es de perdonar y olvidar?
Pienso que la vida es muy corta y hay que saber pasar página. No vale la pena depositar ninguna energía en el rencor porque sólo hace daño. Yo siempre he intentado mirar hacia adelante, por difícil que sea, porque es más efectivo.
¿Suele tropezar en los mismos errores?
Supongo que por mi profesión soy muy observadora y eso ha conseguido que suela fiarme de mi intuición y no me ha fallado. Suelo oler el peligro o al menos saber donde no me debo meter. Evidentemente he metido la pata muchas veces pero aún así me funciona la intuición.
¿En el plano sentimental también sabe lo que no quiere?
Uno de mis personajes dice que se tiene mucho ganado cuando se sabe lo que no se quiere. Y eso es lo que pienso. Tengo claro lo que no quiero y eso facilita muchas cosas, es un gran filtro en la vida.
¿Cuál es su estado actual?
Estoy sola y feliz sin que eso suponga que no tenga a nadie. Están mis amigos y mi familia y lo bueno es que puedo elegir la soledad o lo contrario y ese es el mejor estado. No soy de esas personas que necesitan tener a alguien al lado siempre. Para nada. Fíjate que esta novela la he escrito durante la pandemia, ya había hecho el trabajo de campo antes del confinamiento, y te diré que lo llevé muy bien porque tuve la tranquilidad que necesitaba para concentrarme. Mi madre vive cerca y todos los días acudía a llevarle la comida y sacarle al perro pero no he sentido que mi vida sufriera un cambio tan radical. Lo peor que he llevado es no poder viajar porque eso sí que me gusta.
¿Y después de parir su libro qué sensación le queda y qué planes tiene?
Es verdad que cada vez que termino un libro siento mucho vacío. Son muchos meses escribiendo cinco horas diarias en el ordenador y la sensación es rara pero esta vez me ha coincidido que estoy convirtiendo en audio libro mis novelas anteriores y ha conseguido que no sienta ese agujero. Estaré unos días en Lanzarote y después seguiré con las ferias y con un proyecto de teatro que espero realizar.