Rocio Carrasco
Así reacciona Antonio David Flores ante los periodistas que cuestionan su versión
El ex guardia civil intenta protegerse de las informaciones menos favorables con prácticas ciertamente sospechosas y difíciles de justificar
La estudiada felicitación de cumpleaños de Antonio David Flores
La decisión que toma Jesulín de Ubrique deja a Belén Esteban sin posibilidades
Antonio David Flores dice ser víctima de una campaña de desprestigio , de una serpiente de verano que pretende menoscabar el mismo honor que puso en venta en 2012 cuando pidió 60.000 euros por narrar, en primera persona, cómo su hija agredió brutalmente a Rocío Carrasco .
Un episodio por el que la menor fue condenada y que el ex guardia civil pretendía contar, sin ningún tipo de rubor, en una entrevista en 'Sálvame Deluxe' que nunca llegó a producirse. Carlota Correder a, otrora directora del espacio de entrevistas de Telecinco, explicó este fin de semana que, lejos de mostrarse triste por los hechos ocurridos, Antonio David "estaba contento y se sentía vencedor, pletórico y triunfal".
Durante aquella etapa, Antonio David no dudó en compartir con terceros todo lo que estaba sucediendo, haciendo partícipes a sus interlocutores de los problemas familiares y proponiendo a su propia hija como testigo en juicios contra Fidel Albiac . Posteriormente, con la publicación de documentación en 2019, Antonio David presionó, de forma premeditada, a colaboradores y periodistas que habían decidido hacer pública documentación sensible en la que se contaba la verdad sobre la relación maternofilial. Información contrastada que el ex colaborador quiso frenar con coacciones y con la búsqueda de información personal que pudiera alterar y reducir a los escribidores.
Embargos y demandas fantasma
Se extralimitó al fisgonear en las vidas privadas de periodistas que, entre otros aspectos, aclararon que había sido él -y no Rocío Carrasco - el que se había negado a una mediación por considerarla aberrante e innecesaria. Uno de los afectados llegó a dirigirse a él para pedirle explicaciones y exigirle que dejara de comunicarse con personas de su entorno afectivo a los que contactaba con fines peligrosos.
El malagueño se deslizaba bien entre las arenas movedizas. A fin de cuentas no era la primera vez que intentaba paralizar a aquellos que se mostraban críticos o que cuestionaban sus argumentos. En más de una ocasión mantuvo acalorados desencuentros con periodistas a los que llegó a advertir con demandas que nunca llegaron y con embargarles el sueldo. Prácticas que, en cualquier caso, cesarían en el momento en que se mantuvieran al margen y no perjudicaran su imagen.
Noticias relacionadas