Christina Oxenberg revela las miserias de su amiga, la madama de Jeffrey Epstein
La escritora publica un libro en el que recopila sus 30 años de amistad. Y la define como un ser arrogante y vil
Christina Oxenberg (57) se convirtió en uno de los rostros populares que más ha colaborado con la justicia para que tanto el depredador sexual, Jeffrey Epstein como su madame Ghislaine Maxwell acabaran en la cárcel. El primero se suicidó según fuentes oficiales en la cárcel, aunque hay quienes mantienen que fue asesinado en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York. La que aún sigue en prisión preventiva es su cómplice Maxwell cuyo juicio con jurado popular está previsto para el próximo 29 de noviembre.
El destino quiso que la vida de la hija del multimillonario Robert Maxwell y la de Oxenberg se cruzaran «Conocí a Ghislaine en el verano de 1990, en la boda de Kerry Kennedy y el futuro gobernador Andrew Cuomo. Ghislaine se acercó a mi entonces marido, al que conocía de Inglaterra, y me señaló y le preguntó: ‘¿Qué es eso?’. Inmediatamente supe que no quería tener nada que ver con ella. No esperaba que nuestros caminos se cruzaran repetidamente durante los siguientes 30 años», confiesa Oxenberg a ABC a cinco días de que vea la luz su libro electrónico ‘TRASH: Encuentros con Ghislaine Maxwell’, que ya está disponible para pre-pedido en Amazon. La palabra trash (basura) aparece en el titular de una forma intencionada «En el artículo de Julie K Brown basura era la palabra utilizada por Ghislaine al hablar de las víctimas. En consecuencia, recordé que ella me dijo ‘basura’ en 1997 cuando hablaba de las chicas que le procuraba a Epstein».
Cuando en abril de 2019 el FBI pidió ayuda a todo aquel que pudiese aportar algo a la investigación, ella fue de las primeras en colaborar. «Le conté al FBI todo lo que sabía sobre el desprecio de Ghislaine hacia las víctimas. Todo esto se explica con gran detalle en mi nuevo libro», responde sin querer entrar a desvelar el contenido de una publicación que aclara no está basada en visitas a la cárcel, sino que se basa en 30 años de encuentros personales con Ghislaine antes de su detención. «Cada vez que concedía una entrevista a los medios de comunicación, se cometían errores. En aras de la exactitud, he recopilado todo lo que sé en este libro».
Un calvario
Preguntada sobre si ambas eran amigas, lo tiene claro «Lo único que sé es que Ghislaine me dijo repetidamente que yo era su ‘amigo más pobre’. Sin embargo, nunca la consideré una amiga», asegura desmarcándose de cualquier tipo de vínculo con ella. Pero si durante tanto tiempo tuvieron contacto, pudo haberse percatado de los abusos sexuales a menores y las prácticas de las que Ghislaine presumía. «Me enteré en noviembre de 2018 de la participación de Ghislaine como resultado del reportaje de la periodista del Miami Herald Julie K Brown sobre el caso Epstein. En 2008, estaba al tanto de que Epstein había sido condenado por delitos sexuales contra mujeres menores de edad. Pero no me enteré del papel de Ghislaine», apunta. Sin embargo, en 1997 Ghislaine le hizo una confesión «me dijo que ella era la responsable personal de la captación de las chicas. Pero no me reveló que estas víctimas eran menores». Ni ha tenido ni tiene intención de visitarla en la cárcel tampoco espera que la justicia sea benévola con ella «espero que siga en prisión». Según Oxenberg, ahora mismo no cuenta con el apoyo de ningún familiar ni de amigos.
Autora aristócrata
La autora es hija de la princesa Isabel de Yugolasvia y prima segunda del príncipe Andrés de Inglaterra, salpicado por el escándalo y al que una de las víctimas de la red del pedófilo, Virginia Giuffre, le ha demandado por abusar de ella cuando era menor de edad (17 años), en el apartamento londinense de Ghislaine Maxwell. Oxenberg, prefiere no hablar de él, aunque sí asegura que ella no fue quien le presentó a Epstein. En alguna entrevista anterior llegó a decir que le habían utilizad de cebo. Un precio que está pagando muy caro. Apartado de la agenda real y recluido en Balmoral, podría tener que enfrentarse a un juicio en Estados Unidos . Tras varios años recopilando recuerdos, la autora no ha descubierto si entre los clientes de Epstein había algún rostro popular de nuestro país, cuyo nombre no haya salido a la luz aún en la investigación. Aunque reconoce que por desgracia «en el mundo hay más Epsteins y muchas Ghislaine».
Con este libro intenta hacer justicia por las víctimas y «Espero que ayude a los supervivientes a conseguir la justicia que buscan». Pronto será traducido al español y podremos entre otras cosas descubrir que ser amiga de Ghislaine no era un privilegio. Si algo destacaría Christina de su personalidad es que «es una persona arrogante y despreciable».