El canciller austriaco Kurz se convertirá en padre junto a su novia del colegio

Los analistas prevén que la boda con Susanne Thier le daría un plus de popularidad

Sebastian Kurz y su pareja, Susanne Thier GTRES

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A través de un comunicado publicado en su cuenta de Facebook, el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz , anunció que va a ser papá por primera vez: «Estamos muy contentos y agradecidos porque pronto seremos tres». Firmaba el mensaje junto a él su pareja, Susanne Thier. «Nos espera una maravillosa tarea juntos y la aguardamos con gran alegría», sigue la comunicación de la feliz noticia, aunque sin olvidar marcar terreno respecto a la prensa del corazón: «Les pido que comprendan que mantendremos nuestra vida privada como antes, en privado, pero me alegra poder compartir nuestra felicidad, que pronto se hará evidente».

Sebastian Kurz pone así punto final a varias semanas de rumores, pero no arroja luz sobre si habrá o no boda. Susanne es su novia desde el colegio y viven juntos desde hace años, pero nunca han dado ese paso. Las especulaciones sobre si el bebé que esperan impulsará el enlace causan gran expectación. No en vano, Kurz conquistó el voto de los austriacos con su imagen de yerno perfecto y todos los analistas políticos aseguran que una boda supondría un plus electoral.

El líder del Partido Popular austriaco (ÖVP), a punto de cumplir 35 años, es el jefe de gobierno más joven de Europa. Ascendió al poder como un niño prodigio de la política. Con 25 años ya era secretario de Estado y dos años después ya era titular del Ministerio de Exteriores. Desde el 7 de enero de 2020 y tras renovar y reorganizar a los malavenidos conservadores austriacos se hizo con un celebrado éxito electoral y se convirtió en canciller federal de Austria.

Como una pareja más

Es frecuente ver a Kurz y a Susanne comer juntos en los restaurantes del distrito de Meiding, en Viena, el mismo en el que creció el canciller y donde han establecido su vida en común. A la vuelta de la esquina de su casa viven los padres de él. Kurz se negó desde el principio a abandonar su propio piso para ocupar la vivienda oficial destinada al canciller y, aunque con el paso de los años van saliendo menos por la noche, hubo épocas en las que era un habitual también en varias discotecas vienesas.

Susanne Thier, por su parte, estudió empresariales y ha trabajado en el equipo de una comisaria del Ministerio de Finanzas, pero nunca ha querido ligarse a la imagen pública de su pareja. Ha estado presente en momentos clave, como la noche en la que Kurz se hizo con el liderazgo del partido, en la que exigió poder completo sobre la formación a cambio de presentarse a las elecciones.

Un beso de película

Cuando el portavoz de ÖVP anunció que ganaba la votación de los delegados con el 98% de los apoyos, ambos se fundieron en un beso que conquistó todas las portadas e impulsó a Kurz a la Cancillería. Pero evita las apariciones públicas y se limita a asistencias al Concierto de Año Nuevo o a fiestas típicas.

Kurz había confesado en alguna ocasión que le gustaría tener hijos. Amigos de la pareja aseguran que era Susanne quien posponía el proyecto, esperando el momento en el que él gozase de más tiempo para la familia. Pero la estancia de Kurz en la Cancillería se alarga y, finalmente, parece haber cedido. Cuando le han afeado que el jefe del partido conservador de la católica Austria viva sin estar casado con su pareja, ha respondido que «si algún día me caso, será una boda muy íntima, a la que acudirá solamente la familia más próxima y unos pocos amigos. No habrá prensa. Y le aseguro que el partido no habrá tenido nada que ver con ello».

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