Betty White, la ‘chica de oro’ cumple 100 años

El mes que viene, el 17 de enero para ser exactos, Betty White cumple 100 años. Todo Hollywood –y con la industria, los espectadores norteamericanos, que la idolatran- quieren celebrarlo como se merece. El primer regalo del esperado cumpleaños de la actriz que encarnó a Rose Nyland (la ingenua que siempre recordaba las extrañas costumbres de su pueblo, Sant Olaf ) en la serie ‘Las chicas de oro’, ha sido el libro ‘Betty White: 100 momentos destacables en una vida extraordinaria’, de Ray Richmond. Escribir una biografía sobre una estrella que ha publicado tres autobiografías era un reto, así que el autor, colaborador de la prestigiosa revista ‘Variety’, ha escarbado cronológicamente en todos y cada uno de los pasos de esta pequeña (mide 1,68) gran mujer de ojos azules y pelo gris que lleva en activo desde 1939. Para que se hagan una idea, desde el fin de nuestra Guerra Civil. «Normalmente», asegura el autor, «cuando más escarbas en la vida de una figura pública, más basura y más secretos encuentras. En su caso, cuanto más investigaba, su figura crecía y crecía».

Así que, a diferencia de otros libros que se promocionan por el morbo, aquí solo vamos a encontrar simpáticas anécdotas que ayudan a entender no sólo el éxito profesional de Betty White sino, también, la conexión con el público de todas las edades . Lleva a sus espaldas tres maridos, seis premios Emmy, un Globo de Oro, un Emmy, una Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y una figura de cera en el inquietante Museo de Madame Tussauds. Todo ello le ha valido una entrada en el Libro Guinness de los Récords por la carrera profesional más extensa y prolífica.

Hija de un vendedor ambulante con sangre inglesa y danesa, y de una ama de casa que mezclaba raíces griegas y galesas, Betty White ha sido, y sigue siendo, una activista en su lucha contra el racismo y en favor de la causa LGTBI, una comunidad que la considera un icono. Alegre y vivaracha, su pasión por el teatro cómico la llevó como voluntaria en apoyo de los soldados en la Segunda Guerra Mundial. En tiempos en los que el techo de cristal de las mujeres en la industria rozaba el suelo, Betty logró convertirse en productora, fundando una compañía que le permitía tener control creativo de sus programas de radio y televisión. Junto con Lucille Ball y Mary Tyler Moore , hizo historia en la pequeña pantalla con sus ‘shows’ en directo.

Todo podría haber sido distinto si, en los años ochenta, cuando le propusieron hacer ‘Las chicas de oro’, hubiera aceptado el papel de la descarada Blanche, que finalmente interpretó Rue McClanahan . Al final logró que se lo cambiaran por el de Rose, con su ternura y su locura, un acierto que le valió ver relanzada su carrera. La actriz no suele echar la vista atrás en plan nostálgico, pero sí ha reconocido el mayor error de su vida. Su último marido, Allen Ludden , era el presentador del concurso ‘Password’, en el que se conocieron cuando ella acudió como invitada. Corría el año 1961. Ella llevaba dos divorcios y él estaba viudo. El flechazo fue inmediato. Allen estuvo años declarándose, incluso llegó a lucir en el cuello, como si fuera un colgante, el anillo de compromiso que quería regalar a Betty. «Siempre se ha arrepentido de haber tardado tantos años en decirle que sí», apunta el periodista. A punto de cumplir el siglo de vida, la estrella no teme a la muerte: «Todavía quiero sacar lo mejor de este tiempo aquí, pero asumo que esa es la gran aventura que me queda, un misterio que tarde o temprano me tocará resolver», reconocía en sus memorias.

Ahora, una compañía de seguros patrocina un especial en redes sociales para el que busca voluntarios: por 1.000 dólares (880 euros), tienen que visionar 10 horas seguidas de programas y series de la veterana actriz para comentar sus impresiones. El resultado podrá verse el 17 de enero. Betty White no tuvo hijos , pero tiene una gran familia de espectadores que la adoran.