Annabelle Pascale, la ‘Bridgerton’ de la Toscana
Licenciada en Publicidad, con 42 años, la heredera de esta finca Patrimonio de la Humanidad abre las puertas a ABC
Los Médici, la familia más poderosa de Florencia, eligió bien su lugar de veraneo. Fue Fernando I de Médici, Gran Duque de Toscana, quien abrió por primera vez las puertas de Villa La Ferdinanda o también conocida como La Villa de las 100 chimeneas, por el toque artístico que el arquitecto Buontalenti le dio para calentar el enorme edificio y de paso animar la austera arquitectura. Un majestuoso edificio en el que se han alojado desde Galileo Galilei, invitado por Fernando I para dar clases de matemáticas a su hijo Cosimo a Leonardo da Vinci, quien diseñó el asador que aún hoy se puede admirar en la antigua cocina de las Bodegas Gran Ducales.
Un lugar mágico que heredó Annabella Pascale Olmo , de su abuelo que compró la propiedad en 1988, cuando ella tenía ocho años. Afincada en Milán, esta joven de 42 años, es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas y se dedica a la organización de eventos. No proceden de una familia rica, pero si exitosa y que hizo dinero gracias a su esfuerzo. Su tío, Giuseppe Olmo fue un ciclista profesional italiano. Entre cuyos mayores logros estuvo la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932 y luego fundó la fábrica de bicicletas Olmo, de donde proviene gran parte de su fortuna.
Imperio familiar
Desde que en 2013 se convirtiese en patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la conservación y explotación de la Villa se ha convertido en su mayor preocupación. Por eso, ha encontrado en Meliá Hotels, el socio perfecto para explotarlo y conseguir los huéspedes más selectos, convirtiéndolo en el Hotel Tenuta di Artimino Meliá Collection. Una alianza de la que Annabella se siente muy orgullosa y con la que es consciente que llegará a más público. Aunque ella es la CEO del negocio familiar es copropietaria de todo con su primo Francesco Spotorno Olmo, que se encarga de las más de 80 hectáreas de viñedo que rodean esta finca toscana y en las que se produce vino desde 1716. Es tierra de uvas fuertes: cabernet sauvignon, merlot, syrah y malvasía. Ambos están orgullosos de ‘Artimino 1596’, uno de los vinos que elaboran y representa según ellos, la filosofía y la historia de la villa familiar.
ElGrupo Olmo, sustenta su éxito dicen en la pasión y la voluntad. Cuentan además de Artimino, con su propia fábrica en Robbio, en la provincia de Pavía, especializada en la producción industrial de poliéster en bloques y rollos, además de continuar con el imperio de las bicicletas - tanto de carreras como de ciudad- y ser propietarios también de la estación de esquí de Piani di Bobbio Valtorta, en la región de Lombardia.
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