Amalia de los Países Bajos, el ascenso hacia el trono

La hija de los reyes de los Países Bajos ocupó ayer por primera vez un asiento en el Consejo de Estado

Los reyes junto a su hija, a su llegada al Consejo de Estado este miércoles GTRES

G.C.

Todavía con la cara de una niña y la inocencia de una joven que acaba de cumplir la mayoría de edad -hizo los 18 años este pasado 7 de diciembre-, Amalia de Holanda ocupaba este miércoles por vez primera un asiento en el Consejo de Estado, el órgano asesor más importante del Gobierno. Flanqueada por sus orgullosos padres, los Reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos, la heredera prometía a los allí presentes en el salón de baile del Palacio Kneuterdijk en La Haya -con cierto nerviosismo y la responsabilidad sobre sus hombros de todo un país mirándola- «ser una buena estudiante y aprender todo sobre el organismo».

Un gran paso con el que se encamina al trono. Desea que su ascenso se produzca más tarde que pronto para poder aprender y formarse todo lo posible. «Espero que no llegue todavía, ¿eh, papá? En un futuro lejano. Aunque siempre existe la posibilidad de que pueda ser mañana», dijo la princesa. Sabe que para esto no hay un manual: « No hay escuela para ser reina , como sí la hay para ser panadera o abogada. Creo que el Consejo de Estado es un buen lugar para empezar a aprender».

Su intención es convertirse en una digna sucesora de su abuela la reina Beatriz y de su padre, como así aseguró en la rueda de prensa posterior a la celebración extraordinaria del Consejo de Estado. Ya parecía haber dejado atrás esos nervios iniciales cuando afirmó que, con los años, ha ido siendo consciente de la gran responsabilidad que tendrá que llevar a cabo. «Es una labor pegada al momento histórico, y me fijaré en el pasado (haciendo referencia a su abuela y a su padre), en su quehacer y espíritu de servicio. Pero sobre todo en hoy, que es el momento que me ha tocado vivir, y tratar de ser yo misma, con mi sello personal», declaró. Su vida será muy distinta a la de los jóvenes de su generación, pero como dijo, tiene por delante «un camino lleno de experiencias fascinantes».

Compaginará su entrada en el Consejo de Estado, sin derecho a voto, con sus estudios. También hace unas semanas que se publicó su biografía autorizada con motivo de su mayoría de edad, siguiendo con la tradición familiar.

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