Álex Palou, el piloto enamorado de una jefa de equipo de carreras y amante del pollo frito
Su padre Ramón y su novia Esther le acompañaron en Long Beach para verle coronarse como campeón de la IndyCar
En el hogar de la familia Palou Montalbo en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona) , los domingos siempre fueron un día sagrado. Para sentarse frente al televisor durante horas y seguir las carreras de Fórmula 1. Ramón Palou vibraba con cada gesta del campeón Michael Schumacher. Al principio, ninguno de sus dos hijos -Álex y Julia- le prestaba demasiada atención. Ramón supo que algo había cambiado el día que Álex, con cuatro años, le pidió que le llevase al karting de Cardedeu . A su padre le gusta recordar como anécdota que por aquel entonces al niño le faltaban unos centímetros para llegar a los pedales y alcanzar el volante. Nunca imaginaron que la historia del automovilismo español acabaría escribiendo su nombre en letras de oro.
En el karting de Lliçà de Vall , ganó su primera competición a los seis años. Ramón, de manera autodidacta, se hizo un experto en mecánica en tiempo record. Aprendió a montar y desmontar un kart con una destreza inusual y formó junto a su hijo el mejor tándem. Tras pasar por el campeonato catalán, dio el salto al karting internacional en KF3. La llegada de una beca para que Álex pudiese compaginar estudios y preparación física en el CAR de Sant Cugat dio el impulso definitivo a su carrera. Y ahora puede sentirse orgulloso de haber conquistado mercados como el japonés, donde forjó una estrecha relación con Honda, o el estadounidense.
Álex siempre ha tenido los pies en la tierra . Es consciente de lo que les ha costado a sus jovencísimos padres dar alas a su sueño, una familia modesta que nunca había tenido contactos en esta industria deportiva. Los que trabajan con el joven dicen que es demasiado amable, un piloto sin aires de grandeza. Acostumbra a llevar dónuts a los mecánicos del circuito cada vez que sufre un accidente y ellos tienen que echar horas extra.
Ayer, a sus 24 años, Álex hizo historia al ser el primer español en conquistar la IndyCar. Lo primero que hizo fue contactar por videollamada con su madre Sandra Montalbo y su hermana Julia, de 12 años. A su lado, en Long Beach, presenciaron su hazaña su padre y su novia Esther Valle , licenciada en Publicidad y Marketing por ESIC y apasionada del motor. De la mano de Carmen Jordá, Esther tuvo el primer contacto con el mundo del motorsport. Se encargaba de gestionarle sus redes y agenda. Tras pasar por equipos como Campos Racing o Teo Martin Motorsport, conquistó el puesto de team manager de Jota Sport, un equipo británico de carreras.
« Desde pequeñita veía la carreras con mis padres, era una fan de las motos y los coches . Al principio trabajaba más centrada en el marketing y la comunicación. Posteriormente me empezó a interesar más la parte técnica», declaró en una entrevista podcast con 'Entre Circuitos'. De las mejores experiencias de su vida, destaca siempre Las 24 Horas de Le Mans, una carrera que ha realizado en dos ocasiones.
Anoche, Esther y su novio Álex degustaron una buena ración de pollo frito . Su cena habitual cada vez que celebran un triunfo, bajo el lema: «Winner winner, fried chicken dinner». Además de a su pareja, convidó a todo el equipo. La ocasión lo merecía. Suele decantarse por los locales que le recomiendan sus fans.
