Gastronomía

Preocupación en el sector del marisco: «Las cigalas no son un alimento de primera necesidad»

España es un país con gran tradición de consumo de marisco y en sus costas se encuentra un producto de muy buena calidad. La pérdida de poder adquisitivo podría ponerlo en riesgo

Cooperativa ría de Arosa, recogida de marisco

B.R.González

Crustáceos como el bogavante, el buey de mar, el camarón, los carabineros, el centollo, la cigala, las gambas, la langosta, el langostino, las nécoras o los percebes; moluscos bivalvos como las almejas, los berberechos, los bígaros, los mejillones, las ostras o las vieiras, y cefalópodos como los calamares, los chipirones, el pulpo o la sepia. Todos ellos forman el variado sector del marisco. «Somos un país de gran tradición de consumo de productos del mar, forma parte de nuestras costumbres. Cuando nos divertimos disfrutamos mucho comiendo gambas o carabineros, forma parte de lo que somos los españoles y está muy extendido por todo el territorio», afirma Francisco García Calero, director general de Marisco Castelar, una empresa familiar que desde hace 54 años está especializada en cocederos de marisco.

Son muchas las ferias que se suceden por todo el país a lo largo del año, especializadas en este producto, y que funcionan como un reclamo turístico y gastronómico. Por ejemplo, la Feria Nacional de la Gamba, la Chirla y el Boquerón, que ya va por su edición 26, y donde los visitantes consumen ocho toneladas de estos productos en diez días.

Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2020 se elaboraron un total de 902.499 toneladas de transformados de pescado y marisco, con los pescados preparados o en conserva los que mayor peso tienen sobre el total, representando un 50,58%, seguidos del pescado congelado (20,13%) y de los moluscos y demás invertebrados acuáticos y algas congelados, secos, salados o en salmuera (10,26%).

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), indica que la producción y venta del marisco en España, proveniente de la pesca extractiva, teniendo en cuenta la media de los años 2020 y 2021, es de 3.555,10 toneladas. En 2022, a día de hoy, el volumen es de 3.565,69 toneladas. Las especies con mayor importancia en los años 20-21 y 22, en volumen, son la almeja japonesa, con en torno al 40 % de volumen y el 46% valor, y el berberecho, con entre el 15% y 20 % del volumen y valor de media. «Les siguen en valor e importancia otras especies como la coquina, la ostra rizada, la almeja fina, y el percebe», explican desde el MAPA.

Chirla, una de las tapas típicas andaluzas

La comunidad autónoma donde la venta de la primera es más significativa es Galicia, con el 65% del volumen y el 78% del valor de media en 2020, 2021 y 2022, seguida a mucha distancia de Andalucía, con el 13% volumen y el 8% del valor. Además, se debe tener en cuenta la producción de engorde de moluscos proveniente de la acuicultura. «Los últimos datos de producción acuícola disponibles son de 2020, con un volumen de 206.754,9 toneladas y un valor 122,12 millones de euros. Las principales especies producidas son el mejillón, con el 99% del volumen y el 86% del valor. Otras especies producidas son la ostra rizada, la almeja japonesa, el berberecho,…», matizan desde el ministerio.

En cuanto a las exportaciones, las cifras incluyen los valores referentes a los crustáceos, moluscos y demás invertebrados acuáticos, preparados o conservados. En los primeros ocho meses del año, se exportaron 41.865 toneladas por valor de 196 millones de euros, cuando el año pasado, en el mismo periodo, se exportaron 37.050 toneladas por valor de 160 millones de euros.

Consumo

El informe del 'Consumo de alimentación en España 2021', del MAPA, indica que en 2021 se consumieron en los hogares españoles 291.858,85 kilos de mariscos (moluscos y crustáceos), por valor de cerca de 2.800 millones de euros. Un consumo que bajó en volumen un 6,2% con respecto al año anterior pero que intensificó su consumo con respecto a 2019. En promedio, cada individuo residente en España realiza un consumo per cápita de estos productos de 6,3 kilos por persona al año, un 6,3 % menos con respecto a 2020, aunque se intensifica un 3,7 % con respecto a 2019. Este consumo conlleva un gasto per cápita de 60,24 euros por persona al año.

El año pasado se redujo la compra de mariscos en todos los canales de distribución, exceptuando la venta online. «El mayor volumen lo concentran supermercados y autoservicios, con un 47,9 % del total marisco; sin embargo, su volumen se reduce en un 5,1 %. Lo mismo pasa para plataformas como el hipermercado, tienda descuento y tienda tradicional, responsables de distribuir el 11%, el 10,3 % y el 26,2 % de los kilos de marisco, que pierden 3,5 %, 1,8 % y 11,5 % del volumen respectivamente», explica el informe. En cuanto al precio de este producto, acabó el año a una media de 9,55 por kilo, un 2,2 % más que en 2020.

Cocederos Marisco Castelar se ha especializado en los cocederos de marisco, especialmente de gambas y langostinos

Si atendemos a los datos de producción de elaborados y conservas de pescado y marisco, según las estadísticas del MAPA, el 24% del volumen y el 27% del valor de la producción corresponden a crustáceos y moluscos en sus diferentes presentaciones (congelados, preparados y conservas). «Es una producción caracterizada por la importancia de los cefalópodos, tanto congelados, como preparados o en conserva», resalta Roberto Alonso, secretario general de Anfaco, la patronal de la industria conservera de pescados y mariscos. «Destaca también la langosta y langostino congelados (incluso cocidos, pero sin pelar), así como las preparaciones y conservas de mejillón, que posicionan España como un referente europeo y mundial en este sector», añade.

Según la misma fuente, el principal grupo en volumen de producción de crustáceos y moluscos son los moluscos congelados (incluso secos o en salmuera), que representan el 43%, seguidos de los moluscos preparados o en conserva (38%), de los crustáceos congelados (incluso cocidos, pero sin pelar) que representan el 17% y de los crustáceos en conserva o preparados (2%).

Gamba blanca o gamba de Huelva

«La industria transformadora de marisco en España muestra adaptabilidad, al igual que el conjunto de la industria transformadora. Además, no está exenta del impacto de la coyuntura socioeconómica actual, marcada por la inflación», indica el secretario general de la patronal. «La preocupación acerca de la evolución del consumo en el hogar con motivo de la reducción del poder adquisitivo de los consumidores está también presente en el sector, que tiene una fuerte presencia en el canal Horeca, que tras el fuerte impacto de la pandemia sanitaria está afrontando su recuperación», advierte. La internacionalización es también una fortaleza de este sector, «que tiene como palanca de crecimiento a la innovación».

Preocupaciones y retos

Dentro del sector, las grandes preocupaciones pasan por asegurar una competencia leal en el mercado y un abastecimiento suficiente, trabajar hacia nuevas tendencias y conseguir un equilibrio entre el canal retail y el horeca. La industria está inmersa en la digitalización. «El sector lleva trabajando en la sensórica a lo largo de todo su proceso, obteniendo datos que le permitan mejorar su productividad o mediante su análisis, investigando en depuración, comportamiento marino ante episodios de biotoxinas, etc.», avanza Alonso. A nivel industrial, la automatización requiere de equipamiento de visión artificial, incluyendo la tecnología hiperespectral, así como una adaptación de la maquinaria y formas de trabajo enfocados a la interacción hombre-máquina. Finalmente, toda esta información se integra en algoritmos de inteligencia artificial que progresivamente están empezando a ayudar en la toma de decisiones.

«Está clara y se nota la pérdida del poder adquisitivo de la clase media española. Con la subida de los carburantes, tipos de interés, y alimentos básicos, el poder adquisitivo se ha resentido mucho. Las cigalas o unas gambas no son un alimento de primera necesidad», indica por su parte García Calero. A pesar de todo, «somos optimistas, este año no tenemos una situación de epidemia. En España hay mucha tradición de comida de empresas y eso ayuda. Estas fiestas por fin mucha gente se va a poder volver a reunir libremente, y eso es un punto a favor», afirma.

Cooperativa Ría de Arosa, recogida de marisco

Marisco Castelar tienen acuerdos y alianzas con empresas armadoras. «No lo capturamos, lo compramos en crudo y nuestra especialidad están en los cocederos de marisco. La mayor parte de lo que facturamos es marisco cocido», indica su director general. Lo cuece en distintos formatos, y si bien la mayor parte de las ventas son en España, también exporta a Portugal, Holanda, Reino Unido e Italia, entre otros países. En 2021 obtuvo una facturación de 39 millones de euros y en los primeros 10 meses del año actual logró una subida del 11%. A la espera de que acabe el 2022, espera mantener esta tendencia positiva.

Lo que más vende la compañía son gambas y langostinos cocidos. «Hay dos grandes grupos: el producto salvaje y de cultivo. El producto salvaje es de las lonjas nacionales, de barcos armadores españoles, es un producto de primera calidad», indica su responsable. En cuanto al de cultivo, viene de los países de Iberoamérica, «es un marisco de una calidad un poco por debajo del salvaje pero que tiene mucha aceptación en el mercado nacional», añade. Hay productos que en las fechas navideñas se consumen mucho, como la cigala, la pata y la boca del cangrejo real, el carabinero o la gamba roja. García Calero apunta que en general los precios en el último año y medio no han dejado de subir, pues «se necesita energía eléctrica, carburantes y financiación que es más cara, y todo repercute».

Galicia, la tierra del mejor marisco

Para muchos, no solo para los gallegos, el marisco de las costas de Galicia es uno de los mejores del mundo. Por legislación, todas las playas de la comunidad están entregadas a las cofradías de pescadores, que son las gestoras, aunque algunas de ellas quedaron como zonas libres, sin otorgar. Es el caso de la playa en la que pesca la cooperativa Ria de Arosa, entidad representativa del sector pesquero gallego que gestiona sus propias playas en Abanqueiro. «Comercializamos el marisco de nuestras playas, trabajamos en un nicho de mercado de calidad de gama alta», explica Luis Santos, biólogo de la entidad. «El marisco gallego es inmejorable. La calidad también te lo da la selección. La nuestra es manual, hay una selección», resalta.

Cuenta con una distribución directa a restaurantes y su área de influencia es la zona de Santiago, pero hace reparto en toda la Península. Además, trabaja igualmente para el sector conservero artesanal. Los socios de esta cooperativa son nativos de la región, que han tenido problemas de reducción de productividad en la ría. «Al estar al fondo lo notamos más, nos hemos visto afectados por la reducción de la salinidad, pasamos de sequía a lluvia, pero estos son ciclos», explica Santos. Han estado, por ejemplo, más de siete años sin berberecho en la ría de Arosa y el año pasado volvió. Esta cooperativa se centra en la pesca sostenible. «En la ría hay unas pautas muy marcadas en cuanto a los controles», indica. En su caso no realizan exportaciones, ya que es un producto fresco que debe ser entregado en menos de 24 horas.

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