Libros

«Tiene más sentido que un niño sepa distinguir un pescado que un tricerátops»

Xabier Gutiérrez, jefe del laboratorio del restaurante Arzak desde hace 32 años, ha publicado 'Tiburcio el tiburón cocinero', un libro de recetas para hacer con niños

Xabier Gutierrez, jefe del laboratorio de Arzak y autor de 'Tiburcio el tiburón cocinero' (Planeta Gastro)
Adrián Delgado

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Para Xabier Gutiérrez , jefe del laboratorio del restaurante Arzak desde hace 32 años, tiene mucho más sentido que un niño sepa distinguir un pescado que un tricerátops. «Saberse los dinosaurios no sirve para mucho, no te los vas a comer», comenta entre risas preguntado por su último libro, ‘ Tiburcio el tiburón cocinero ’ (Planeta Gastro). Un recetario historiado para contarle a los niños cómo se cocina, y lo reconfortante que resulta descubrirlo, al que le preceden otra veintena de publicaciones, entre ellas varias novelas negras con toque gastronómico.

«Es mi primer libro dedicado a los niños. Era una asignatura pendiente. Lo pensé cuando mis hijos eran pequeños, pero tener nietos ha sido lo que ha provocado que lo escribiera», explica sobre su preocupación por que la cocina sea el lugar en el que los críos aprendan jugando a comer bien. «No tengo nada en contra de los productos elaborados , pero creo que la imagen que tenga un niño del acto de cocinar no puede ser la de meter una pizza congelada al horno», comenta. Para ello propone -en realidad, a los padres- 30 recetas sencillas con las que aprender jugando . «Está demostrada la función lúdica en el aprendizaje. No se trata de cocinar para los niños, sino con ellos», defiende este cocinero, que además de escritor es psicólogo. «No hay que forzar a los chavales. Al principio rechazarán hacer algunas tareas, como limpiar una anchoa. Pero descubrir cómo son las cosas, fomentando su curiosidad, ayuda», dice. La cocina es «un lugar peligroso» en el que los niños pueden, sin embargo, hacer cosas «inofensivas»: batir, amasar, colar o medir. Gutiérrez asegura que hay que luchar por «tener el control de lo que comemos».

«La educación debe de estar en casa y también en la escuela. Enseñar a saber lo que comemos es una tarea lenta y que implica varias generaciones», opina. Y lanza un mensaje a los padres: « El principio básico de la educación es la imitación . Si ven cocinar en casa, terminarán cocinando. Si creen que el instrumento de cocina de sus padres es un teléfono para pedir comida, de mayores harán lo mismo».

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