Entrevista

Clara Villalón: «Siempre digo que la gastronomía me salvó la vida»

Salió de MasterChef, donde descubrió su verdadera vocación, y una década después se estrena como jurado de otro 'reality' de gastronomía, Celebrity Bake Off

Clara Villalón
Laura Pintos

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Clara Villalón se hizo famosa en el mismo momento en que descubrió su pasión inesperada y definitiva, la gastronomía. Fue al entrar en el programa MasterChef , y aunque llevaba un tiempo cocinando y probando restaurantes para su blog de aficionada, no fue hasta su llegada al concurso televisivo cuando decidió tomárselo en serio. Tanto que hoy, una década después, es su profesión y no da abasto con todo lo que tiene entre manos. Jurado del nuevo programa Celebrity Bake Off (Amazon Prime), dirige además una empresa de repostería, Mamá Naranja, y trabaja como asesora y auditora gastronómica y como divulgadora a tiempo completo en sus redes sociales, que atiene con mimo.

Clara Villalón

Estudiaste económicas en la Complutense, ¿cómo llegaste entonces al cásting de Masterchef?

Es una historia curiosa. Estuve enferma, tanto que pasé un año y medio en la cama mientras estudiaba en la universidad. Venía de tener un blog de cuentos, ya que lo mío era escribir literatura, pero entonces se produjo el boom de los blogs de cocina, y como yo soy muy inquieta, en mi casa siempre se ha comido muy bien y me han llevado a restaurantes desde pequeña, se me ocurrió abrir uno. Se llamaba 'Migas con locura', luego pasó a ser 'Miss Migas', y era de mucha pastelería y panadería, que es lo que me llamaba la atención, y algunas recetas saladas que mi madre no hacía. Ella me bajaba a comprar los ingredientes y yo cocinaba con su ayuda. Entonces Gordon Ramsay hacía MasterChef en Estados Unidos, lo veía y me encantaba, y le decía a mi madre: «Cuando me ponga bien voy a presentarme al programa». Era como mi meta, siempre digo que la gastronomía me salvó la vida, porque me mantuvo con una ilusión increíble cuando todo fallaba en mi cuerpo. Me encontraron la bacteria responsable casi ‘in extremis’, y cuando ya me sentía mejor salió el cásting de MasterChef en España y allí fui. En el programa siempre me negué a sacar el tema de mi enfermedad, no quería que la utilizaran ni me vieran como la pobrecita que estaba allí después de lo que había pasado. Recuerdo que justo cuando volví a la universidad presencialmente me llamaron y en tres semanas estaba dentro. Yo nunca había usado en pollo antes de entrar, aquello fue un aprendizaje brutal. Empapada de todos mis compañeros, de los libros que teníamos, de un entorno en el que te forzaban a estar todo el día aprendiendo, me di cuenta de que era un mundo en el que yo quería seguir investigando, conociendo y haciendo.

Ya con el reposo que dan estos diez años transcurridos, ¿cuáles dirías que son los grandes pros y contras de participar en un programa así?

MasterChef me abrió muchísimas puertas, ya no solo en cocinas a todos los niveles sino también a otros tiempos de trabajo, como la radio o escribir en medios. Pero también es importante ser consciente que estás entrando en un programa de televisión, que tiene sus reglas y funciona con ellas. Al final ya no es solo un ‘talent’ sino también un ‘reality’, y tienes que acomplarte a ello y saber entenderlo. Hay gente que lo hace peor y otra mejor. Pero si a mí mañana me dijeran que hay un Masterchef de exconcursantes volvería a ir sin dudarlo, con la fe ciega de lo mucho que aprendí y la experiencia tan brutal que fue.

¿Te han etiquetado por haber salido de un ‘reality’?

Me ha etiquetado mucha gente, pero creo que hoy en día, diez años después, soy mucho más que aquella participante de Masterchef. De todas formas, la gente siempre ha sido muy respetuosa conmigo. Ahora soy más conocida por mis redes sociales que por el programa y, cuando me ven, me hablan de mis recetas o de que han ido a un restaurante que recomendé.

Eres muy activa en Instagram, ¿cuánta dedicación les pones?

La gente no es consciente de todo lo que conlleva tener unas redes sociales actualizadas, y de que para poder publicar en ellas tengo que hacer muchos más trabajos. Ahora lo rentabilizo con algunas campañas, pero aún así no me da para vivir. Tengo mi trabajo, con la suerte de que está todo vinculado a la gastronomía. Pero para hacer una receta que subo a mi Instagram hay preproducción, producción y posproducción, mucho I+D, la compra de los ingredientes y utensilios, la preparación, la grabación y edición, etcétera. Lo mismo con la crítica de restaurantes, tienen su proceso. Además está la tarea de contestar a todo el mundo, tener conexión directa con quienes me siguen y me preguntan cosas. Le hecho muchas horas, estoy conectada a mi móvil desde que me levanto y hasta que me acuesto.

Te dedicas a la gastronomía y cocinas, pero no estás en un restaurante. ¿No es necesario?

Cuando empecé a hablar de restaurantes vi que para hacerlo con criterio era muy importante tener formación, por eso quise seguir trabajando en cocinas (Casa Marcial y El Bohío) y también lo hice en salas (La Tasquería), para conocer todas las vertientes y poder dar una visión más intrínseca y completa. Eso también me ha servido para seguir cocinando. Además hago auditorias de restaurantes que complemento con mi formación como economista y soy una especie de cazadora de tendencias. Hago todo porque tengo siempre la inquietud de seguir aprendiendo y es algo que no debemos perder, el deseo de ser mejores.

Clara Villalón, jurado de Celebrity Bake Off

Ahora te toca estar del otro lado, como jurado del nuevo programa ‘Celebrity Bake Off’. ¿Cómo ha sido?

Grabar este programa ha sido una experiencia maravillosa. Es fresco, ágil, divertidísimo, nos acerca a los famosos de una forma íntima y natural y aún así no pierde en ningún momento la vertiente gastronómica, algo que no es fácil. Es la conjunción perfecta. En él te enteras de cómo se hace una masa quebrada, por ejemplo, y se los ve a los participantes sufriendo y aprendiendo. No son profesionales ni lo serán, pero tienen un gran respeto por la repostería. Se lo han tomado con mucha seriedad y profesionalidad, a pesar de que algunos no habían encendido un horno en su vida. Y mis compañeros son maravillosos. Lo que más me ha gustado, sin embargo, es que desde el día uno nos dijeron que no querían perder el rigor gastronómico y que se haría lo que dijera el jurado, y así ha sido. Cuando había que expulsar a un participante solo nos guiamos por nuestro criterio gastronómico. A lo largo de los episodios se ve cómo evolucionan ciertos perfiles, otros se desinflan, y que se han hecho cosas fantásticas.

¿Crees que estamos asistiendo a una explosión de talento gastronómico en España?

Sí, y es muy positivo todo. Hay muchos sitios en los que se come muy bien, pero también creo que tenemos que ir un paso más allá, porque la rueda tiene que seguir girando y hay que avanzar. Me da un poco de pena no ver ya creatividad. Hoy en día ser creativo es volver hacia atrás, a los orígenes, y entonces todos lo hacemos, pero me falta gente que brille por hacer cosas diferentes. Sobre todo cuando vamos a la alta cocina y en el 90 por ciento dices, «el lugar es maravilloso, pero me aburre, en todos lados como lo mismo o cada año es igual con ligeras variantes». Y efectivamente tenemos un país que es uno de los mejores del mundo para comer. Tengo mucha fe puesta en los jóvenes que vienen pisando muy fuerte. Pero hay que ser humildes, hay que formarse constantemente y romper barreras, y hay que buscar inspiración pero también recorrer nuevos cambios. Piensas que está todo visto, pero no es así. No hay una verdad absoluta en la gastronomía y eso es lo más bonito.

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