«La tierra parecía gelatina. No podía andar»
«Me desperté porque la cama se deslizaba; el suelo era gelatina. No podía andar. Me metí sujetando mis rodillas contra el pecho y poniéndome las manos sobre la cabeza bajo la mesa del comedor; ahí esperé hasta que la tierra dejó de temblar, pero yo seguía temblando»