La desconocida utilidad de los dientes de leche que escondes en tu cajón
La famosa diseñadora ha confesado en redes sociales que guarda todos los dientes de leche de sus hijos en un bote y que no tiene muy claro qué hacer con ellos. Estas piezas, debido a que contienen células madre, pueden utilizarse en Medicina, siguiendo un método similar al que se realiza con el cordón umbilical
Cuándo le salen los dientes a los bebés
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Recientemente, la diseñadora Victoria Beckham confesó a sus seguidores en Instagram que a su hija Harper se le había caído un diente de leche. Aseguró que guarda todos los dientes que se les caen a sus hijos y que los tiene todos guardados en ... un cubo . Lo que no tiene claro, tal y cómo trasladó a sus fans, es qué hacer con todos ellos, al tiempo que admitía sugerencias.
Lo que seguramente desconocen muchos de sus fans, incluso ella misma, es la enorme importancia de estos dientes de leche que empiezan a desprenderse de la boca desde que los niños cumplen 6 años y hasta los 12 años, momento en que comienza el brote prepuberal. Los dientes de leche se caen porque el definitivo —incrustado en el hueso maxilar— lo empuja para poder tener el espacio adecuado para salir. La dentadura de un niño está conformada por 20 piezas, mientras que la de una persona adulta consta de 32 dientes, contando con las cuatro muelas del juicio.
Es demasiado habitual que los progenitores no se preocupen por estas piezas dentales porque saben que se van a caer y que si, por ejemplo, uno de los dientes tiene una caries, ni siquiera barajen la opción de ir al dentista y repararlo con tal de ahorrarse un dinerillo. Pero, ¡cuidado! Los dentistas advierten de lo que una decisión de este tipo puede suponer para el desarrollo del niño.
«Al no cuidar ese diente, el niño puede comenzar a comer por el otro lado, en una masticación unilateral , lo que repercute en un mal crecimiento de la mandíbula, del propio cráneo e, incluso, puede modificar la altura del ojo —explica Eider Unamuno, directora del Centro Gertu y autora de 'Cuida los dientes de tu hijo '—. La mordida cruzada, además, puede modificar la respiración oral, que no se mastique correctamente y provocar problemas digestivos... El problema es que se piensa solo en el diente como pieza, pero no en todo lo que conlleva: que va acoplado sobre un hueso, dentro del cráneo... por lo que es esencial cuidarlo, repararlo para prevenir problemas posteriores».
Respecto a la costumbre de guardarlos, Eider Unamuno apunta que la tradición de que se los lleva el ratoncito Pérez es una de las razones, puesto que los padres los esconden y los acaban acumulando. «Finalmente, optan por no desprenderse de ellos pasados los años por una cuestión más bien emocional y nostálgica de cuando los hijos eran pequeños, como se de fotos se trataran».
Jorge Ferrús , implantólogo, periodoncista y cofundador de la , añade que «se han publicado varios estudios que demuestran la utilidad de conservar adecuadamente las piezas de leche debido a que contienen células madre que pueden utilizarse en medicina, siguiendo un método muy similar al que se realiza cuando se conserva el cordón umbilical tras el parto. Hoy en día —matiza— no existe todavía la tecnología médica para llevar a cabo una regeneración de tejidos a estos niveles, pero sí que cada vez hay más informes que afirman que podrían resolverse en algunos años, sobre todo problemas relacionados con enfermedades congénitas o degenerativas».
Explica este implantólogo que si se quieren usar estas piezas (denominadas deciduas) para obtener células madre, lo mejor es recurrir a un banco de dientes de leche, muchos de ellos en Estados Unidos. «A través de un proceso llamado criopreservación con nitrógeno líquido, la pulpa del diente se conserva adecuadamente. Para poder llevar a cabo este procedimiento es fundamental que no hayan pasado más de 48 horas desde la caída del diente . Una vez en el laboratorio, donde se extrae la pulpa, los expertos pueden aislar las células madre y guardarlas a la temperatura idónea».
Lo curioso es que, tal y como señala Jorge Ferrús, es que hay una parte de la población a la que no se les caen los dientes de leche. Se trata de una anomalía del desarrollo conocida como agenesia dental, que puede darse tanto en las piezas de leche como en las definitivas. «En caso de que afecte al segundo tipo, esta persona conservará su diente temporal, dado que no cuenta con el permanente que debería ocupar su lugar. Detectar la agenesia es muy sencillo, pues solo hace falta realizar una radiografía para que podamos comprobar si existe la otra pieza. Para corregir este problema, basta con extraer la pieza de leche y colocar un implante dental que consiga devolver la estética y funcionalidad a la boca».
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