Todos los Santos

Cómo aligerar el duelo para evitar que se convierta en una depresión

Con la llegada del día de Todos los Santos, millones de personas no pueden evitar acordarse de sus seres queridos fallecidos

S. F,

Si tenemos en cuenta su significado, un duelo no es más que el combate entre dos personas. Ciertamente, sabemos que en psicología esta no es la acepción, pero resulta muy ilustrativo entender en un contexto de pérdida de algo o alguien como «un combate entre la aceptación y la negación» de la partida de un ser querido, tal y como expone el investigador y profesor especializado en pensamiento cuántico aplicado, Veturián Arana.

Con la llegada del día de Todos los Santos , millones de personas no pueden evitar acordarse de sus seres queridos fallecidos. Son días de especial sensibilidad en los que conviene recordar por qué se produce y en qué consiste el duelo por la pérdida. Y, lo más importante, cómo podemos optimizar este proceso de manera que no hiera más que la herida que ya ha provocado la pérdida .

Ciertamente, cuando perdemos algo o alguien de especial interés o estima para nosotros sufrimos una reacción de dolor que es «ciertamente natural». Incluso los animales lo sienten. «Esa pérdida nos producirá una pena profunda, un vacío que tarda generalmente doce meses en suavizarse pero que puede seguir con nosotros durante mucho tiempo llegando a enquistarse, modificando nuestro comportamiento durante años», Veturián Arana

¿De qué manera podemos aligerar ese sentimiento para evitar que se convierta en una depresión? «Hay técnicas ya desarrolladas desde la psicología moderna pero hoy integraremos conceptos del Pensamiento Cuántico Aplicado que nos servirán como herramientas para superar este período tan especial», comparte.

Por ejemplo, tal y como explica, es habitual que una persona que vive un proceso de duelo hable de un dolor real en la zona del pecho. «Ahí está la entrada y salida del chacra 4, responsable del buen funcionamiento del corazón y pericardio», observa Arana.

«Puesto que el corazón es capaz de pensar gracias a sus 40.000 neuronas pensantes y debido a que entre todos los seres humanos muy unidos se establece un cordón energético cuya densidad es notable, en el momento de la partida la persona que sufre el duelo tiene que adaptar su fisiología energética al nuevo estado porque ese cordón literalmente se rompe», explica.

Para que sea más fácil de entender, continúa el investigador, hemos de pensar en el conocido Síndrome del Miembro Fantasma . Su peculiaridad es «producir sensaciones ahí donde ya no hay un miembro manifestado pero si uno etérico». «Esto es debido a ese doble componente que todos tenemos; la parte más densa o manifestada y la parte más sutil o etérica que conforman el mismo cuerpo», apunta Veturián Arana. «De ahí que se sienta un dolor profundo en el área del pecho», añade.

No podemos obviar que a nivel emocional, continúa Arana, también hay un estado de shock en el que la persona encuentra difícil separar las distintas emociones existente, «convirtiéndolas todas ellas en una sola amalgama de sensaciones cuya principal característica es la incoherencia vibracional». ¿Qué significa esto?

«Nicolás Tesla dijo que si queríamos conocer los secretos del Universo pensáramos en términos de energía, frecuencia y vibración», señala el investigador. «La luz es vibración, la música es vibración… y por lo tanto también el “duelo” por un ser querido es vibración. Esa vibración puede ser armónica o estar en desarmonía, es decir, vibrar en coherencia o no», sostiene el investigador.

¿Qué ocurre en el momento de la noticia del fallecimiento de la persona querida? «Esas vibraciones comienzan en desarmonía (como quien aporrea un piano con rabia) y poco a poco se van armonizando al pasar por las varias fases del duelo», que son:

-impacto emocional

-negación emocional

-refugio emocional

-expresión emocional

-distancia emocional

El proceso que hemos descrito dura, de media estimada, un año, aunque hay excepciones y circunstancias que pueden alargarlo . «Sabemos que el duelo ha pasado cuando la persona puede hablar de aquel que partió sin dar muestras de angustia, llanto o colapso emocional», observa Veturián. ¿Cómo llegamos a ese punto?

«Desafortunadamente en nuestra sociedad no nos educan ni preparan para la partida de nuestros seres queridos. La muerte es solo una ficción que vemos en la televisión pero que se nos oculta en el mundo real», critica el profesor. «Cuando sentimos la pérdida dolorosa de un ser amado ya es muy tarde para que nos enseñen sobre el duelo y terminamos sobreviviendo lo mejor que podemos», añade.

¿De qué manera podemos aligerar o acelerar este periodo, a menudo largo y complejo, para evitar que se enquiste y pueda derivar en depresión? Es aquí donde el pensamiento cuántico vuelve a ser clave. «La mecánica cuántica nos enseña que todo en el universo es vibración y que todo está íntimamente conectado», comparte.

Por eso, cuando pensamos en un ser querido que ha fallecido debemos pensar en que solamente ha cambiado la frecuencia de su vibración. «Ha pasado de algo que mis ojos pueden percibir a algo que no pueden percibir pero que sigue estando puesto que la energía es indestructible», concluye.

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