Qué sirve (y qué no) para hacer frente al frío
¿Es preferible guantes o manoplas? ¿Realmente es útil un vaso de leche caliente? Hay varias reglas básicas que ayudan a combatir las bajas temperaturas
Existen muchas formas de hacer frente a las bajas temperaturas, sin embargo hay tres reglas básicas que nunca se deben dejar pasar por alto como advierte Kaiku Sin Lactosa. He aquí las recomendaciones que hace esta marca para hacer frente al invierno:
—Vestirse por capas: No sólo vestir varias capas de prendas, sino también organizar la ropa según su material y grosor para formar frentes que ayuden a combatir el frío. Resulta más efectivo llevar varias capas combinadas que una sola prenda muy calurosa tipo plumas: las capas deben agrupar prendas sueltas y ligeras, incluir en algún nivel lana o franela, y en el exterior, a ser posible, ser impermeables.
—Tomar leche caliente: abrigados por fuera, abrigados por dentro. El remedio del vaso de leche caliente ayuda a nuestros esfuerzos para abrigarnos, sobre todo si lo combinamos con miel.
—Aparcar mirando al este: Aunque no suele ser el caso en grandes ciudades por la falta de espacio de aparcamiento, elegir el lado de la calle en el que el coche pase la noche puede ser determinante para afectar a la temperatura que tendrá el vehículo a la mañana siguiente. Así, aparcar el coche mirando al este disminuye la cantidad de escarcha acumulada en el parabrisas.
Los dedos generan más calor cuando no están separados, como sucede en los guantes
—Manoplas en lugar de guantes: Los guantes son la primera prenda que se rescata del cajón ante la bajada de temperaturas, pero en realidad, son las manoplas las que solucionan el frío en las manos, una de nuestras superficies más expuestas. El motivo es que los dedos generan más calor cuando no están separados de los demás por textil (como sucede en el caso de los guantes). La menor superficie de textil de las manoplas reduce la pérdida de calor a través de las manos.
—Depender únicamente de la calefacción: Subir la temperatura del termostato no resulta tan efectivo como echar mano de otros aparatos domésticos que contribuyen a mantener el hogar a prueba de olas de frío. Por ejemplo, aprovechando estos días para cocinar con el horno, o cambiar de dirección nuestro ventilador de techo: las aletas del ventilador están orientadas para favorecer el efecto aire acondicionado en verano; al darles la vuelta, haremos que circule el aire caliente que se acumula en torno al techo.
—El gorro y la bufanda siempre a mano: Perdemos en torno a un 50% de nuestro calor corporal al llevar la cabeza descubierta. De hecho, perdemos calor a través de cualquier superficie que no esté bien aislada: ponernos una bufanda es tan efectivo como añadir un jersey, y previene resfriados improvisados.