Neofobia y fagofobia, ¿qué son y cómo evitarlas?

Claves para evitar que tus hijos muestren rechazo a ingerir ciertos alimentos

S.F.

Cuando hablamos de fobias infantiles se nos vienen a la cabeza ejemplos recurrentes como la oscuridad, las alturas o los espacios cerrados, pero, ¿y los alimentos? ¿Pueden ser también objeto de fobia? La respuesta es sí, y existen dos que son las más frecuentes en niños: neofobia y fagofobia.

La fobia alimentaria más común es la neofobia y se define como el miedo o rechazo a probar nuevos alimentos . Los alimentos que más producen neofobia son pescado, verduras y frutas.

Las causas de esta fobia son múltiples y variadas. Desde pesadillas infantiles, malas digestiones, un mal recuerdo o, simplemente, la insistencia prolongada de los progenitores para que el pequeño consuma el alimento ofrecido.

La neofobia infantil es habitual y no significa que el niño sea un «mal comedor», sino que es un comportamiento habitual que tiende a desaparecer con el paso del tiempo.

La fagofobia, sin embargo, es la fobia causada por temor a ahogarse o asfixiarse cuando tragan los alimentos, ya sean líquidos o sólidos. Sus causas son diversas, aunque suele surgir en niños tras un episodio de atragantamiento con la comida, una faringitis muy dolorosa, o tras una experiencia de disfagia (dificultad para tragar).

Esta fobia es más transitoria que la neofobia y generalmente desaparece en menor tiempo. No obstante, desde Nutriben aseguran que hay una serie de recomendaciones que son muy aconsejables para resolver este tipo de situaciones. Son las siguientes:

—No presionar al menor cuando muestre rechazo. Tómate tu tiempo y deja que tu hijo se tome el suyo para asimilarlo.

—Motivarle a probar el alimento tras una experiencia agradable y divertida.

—Implicación directa de los padre s en la educación nutricional de sus hijos, predicando con el ejemplo. Si ofreces a tu hijo un alimento nuevo, consúmelo junto a él y normaliza la situación.

—Preparar el alimento que provoca la fobia de forma disimulada y mezclada con otros alimentos que apetezcan.

Si a tu hijo le cuesta acostumbrarse a nuevas texturas suaviza la transición, cremas, grumos, sólidos y no te empeñes en una sola. Recuerda que deben acostumbrarse a todo tipo de texturas para lograr una buena adherencia a la comida familiar y conseguir que sienten las bases de una dieta saludable que les marcará durante su vida adulta.

La nutricionista de Nutribén Belén Alonso afirma que «en los inicios se pueden introducir los alimentos mediante los Potitos, ya que se presentan como una gran opción para el momento en que queramos darles nuevos alimentos, por ejemplo, el pescado, la verdura y la fruta de una manera fácil y aséptica». Alonso destaca también que «es muy importante combinar los alimentos que provocan fobia teniendo en cuenta el menú del resto del día, para que consuman todos los nutrientes necesarios y de manera equilibrada».

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