Día Mundial del Parkinson

Los beneficios de la danza para un enfermo de párkinson

Mantenerse activo, divertirse y ganar confianza en sí mismos y en su cuerpo son algunas de las ventajas que aporta el baile a los pacientes con esta dolencia

Guillermina de Bedoya, en una de las clases de danza para el párkinson.
Raquel Alcolea Díaz

Raquel Alcolea Díaz

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Movimiento, coordinación y equilibrio. Los tres pilares sobre los que se sostiene un arte como la danza suponen también una combinación perfecta para los enfermos de parkinson , según explica la profesora de danza, Guillermina de Bedoya , que desde hace varios años colabora con diversas asociaciones en Móstoles y en Alcorcón (Madrid) dando clases de danza específica para los pacientes de esta enfermedad neurológica. «Nuestros alumnos nos cuentan que se sienten mejor después de las clases. Piensan que, si han sido capaces de realizar algunos pasos que pueden parecer más complicados cuando les proponemos una coreografía, en realidad pueden ser capaces de muchas cosas más», explica.

El parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, que con el paso del tiempo se va agravando inevitablemente. Mantenerse activos, divertirse, socializar, sentirse libres y descubrir posibilidades físicas que permanecían ocultas en sus cuerpos (o tal vez apagadas por la enfemedad) son algunas de las aportaciones de esta actividad, que es especialmente gratificante para los pacientes de párkinson pues la propia enfermedad les hace ir perdiendo poco a poco movimiento y equilibrio. «Cuando empiezan a moverse y aprenden las pequeñas variaciones que proponemos en los pasos de las coreografías toman una mayor conciencia de su cuerpo, ganan equilibrio y seguridad en sus movimientos. Si a eso unimos el sentimiento que transmite la música, la actividad se convierte en un disfrute para ellos», revela.

Descubrir otros modos de expresión, a través de su cuerpo, es importante para quienes viven con parkinson, porque muchos de sus síntomas pueden llegar a dificultar la comunicación

Los beneficios físicos y emocionales de la danza contemporánea para los pacientes neurológicos, así como su aplicación como herramienta de rehabilitación lleva varios años siendo estudiados a travéss de los grupos de trabajo organizados por las asociaciones Parkinson Móstoles y Párkinson Alcorcón, en Madrid junto a profesionales de la danza.

José Carlos Martínez, director de la Compañía Nacional de Danza, junto a un grupo de profesores de danza, entre los que figura César Casares (coordinador del proyecto Danza para el Parkinson) y Guillermina de Bedoya, colaboradora del programa., Paloma Alfonsel y Concha Mora, entre otros.

Además, con motivo de la celebración del Día Mundial del Parkinson, la Compañía Nacional de Danza ha colaborado con la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad de Madrid y «Danza T» en el proyecto «Danza para el Parkinson 2019», en el que artistas de la danza han podido demostrar que gracias a su acción pueden contribuir a que los enfermos neurológicos tengan una vida mejor. Durante el encuentro se trabajaron los movimientos de dos coreografías, la Danza Árabe y el Vals de las Flores de la coreografía de «El cascanueces» de José Carlos Martínez.

A nivel internacional, permanecen abiertas varias investigaciones en torno al uso terapéutico de la danza en los pacientes con parkinson . Los avances y los resultados, así como las actividades que en todo el mundo se están llevando a cabo en este sentido, se transmiten a través de la web DanceforParkinsons .

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