Emociones

«Puedes ser feliz estando triste»

Nombrada por la revista Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas de España, Margarita Álvarez analiza en «Deconstruyendo la felicidad» cómo derivó este concepto en la cultura del «buenrollismo»

No debemos confundir la felicidad con la alegría.
Raquel Alcolea Díaz

Raquel Alcolea Díaz

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Hubo un tiempo en el que Margarita Álvarez sufrió una especie de «empacho de felicidad» . No porque una gran parte de su carrera haya estado vinculada al estudio y la aplicación de este concepto (como presidenta del Instituto Coca Cola de la Felicidad, como responsable de «Thougth Leadership» de Adecco y como Fundadora del Observatorio de Innovación en el Empleo y la Educación), sino porque, tal como asegura, la felicidad se ha banalizado, desvirtuado y se ha convertido en lo que no es. «Todas las marcas te intentan hacer feliz o intentan transmitir un mensaje de felicidad. Tengo en el móvil una alerta de Google con la palabra «felicidad» y ni te imaginas la cantidad de informaciones absurdas que se general al calor de esta palabra», asegura.

Por eso asegura que su libro «Deconstruyendo la felicidad» no aporta ni reglas ni pautas, sino conocimiento, ese que ha ido acumulando a lo largo de los años mientras estudiaba a los máximos teóricos de la felicidad. «Porque saber y tener información sobre algo tan relevante te ayudará a entender cómo funciona el cerebro, cómo te utilizan tus pensamientos y cómo puedes identificar y aceptar todas tus emociones para afrontar mejor las circunstancias de la vida», explica.

Margarita Álvarez Luis Malibran

No debe confundirse con la alegría

Una de las cosas que tiene claras sobre la felicidad es que detesta los consejos obvios y las frases facilonas. «No quiero que alguien me diga que si sonrío al espejo y me digo que valgo mucho puedo conseguir todo lo que me proponga. Porque no es verdad y porque es un mensaje peligroso que puede llevar a la frustración. La cosa no es tan sencilla. Hay que hacer, crear, esforzarse, luchar... Y ahí sí que pasan cosas, porque en el camino vives, experimentas y te ocurren cosas con las que nunca hubieras soñado», explica.

Y es que para Margarita Álvarez, la felicidad «es una cosa muy seria» y no paramos de confundirla con la alegría. «¡Y no tienen nada que ver!», exclama. «La felicidad es un estado que implica sentirse pleno y satisfecho con la vida que se tiene, con sus dificultades y sus cosas buenas. Una vida que debe incluir necesariamente la tristeza, la frustración, el dolor... Es absolutamente fundamental que entendamos que una persona feliz puede estar triste , pasarlo mal, tener momentos difíciles, sentirse bloqueado o incluso haber pasado un duelo. Puede estar triste, pero no tiene por qué ser infeliz», aclara.

Por eso propone que no pasemos esa línea roja, la de confundir la felicidad con la alegría, y nos centremos en aprender a gestionar las emociones negativas para saber qué hacer con ellas y que duren el menor tiempo posible, pero no para ignorarlas o quitarles importancia, sino para poner en valor el resto de las cosas buenas que nos pasan a diario.

Cada tipo de felicidad es única

En lo único en lo que podemos estar razonablemente de acuerdo es en que, como decías Aristóteles, todo ser humano tiene como objetivo prioritario ser feliz, de una manera o de otra. Ahora bien, como argumenta Margarita Álvarez, «lo que tú entiendes por felicidad y lo que entiendo yo son cosas diferentes». Así, entran en juego no solo la diferente personalidad, sino las diferentes culturas pues la felicidad no es igual para un norteamericano, por ejemplo, que para un asiático. «La entienden, la viven y hasta la expresan diferente», aclara. Por eso, a lo largo de «Deconstruyendo la felicidad» la autora muestra una gran cantidad de percepciones de la felicidad y teorías para que el lector elija las que le resulten útiles y las pueda adaptar y manejar a su gusto.

Con esto de la felicidad, ¿se nace o se hace?

Otra de las teóricas que cita Margarita Álvarez es Sonja Lyubomirsky, autora de «La Ciencia de la Felicidad» («The How of Happiness») y «Los Mitos de la Felicidad» («The Myths of Happiness»), cuya tesis se basa en que el 50% de la felicidad viene determinada genéticamente, el 10%; por los acontecimientos, el entorno o las circunstancias; y el 40% restante queda determinado por el modo en que afrontamos la vida. «Este 40% marca una diferencia brutal. Por eso pasan cosas como que a enfermedades similares, situaciones laborales parecidas o circunstancias personales casi idénticas unos reaccionan de una manera y otros de modo muy distinto», comenta. Y sobre este punto, la autora de «Deconstruyendo la felicidad» recuerda una de las frases que más le gustan y que, a modo de esencia, tomamos prestada como cierre y colofón: «No pienso que las cosas pasen para mejor, pienso que algunas personas son capaces de sacar lo mejor de las cosas que pasan».

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