Cristina Oria y el libro de cocina nacido tras la pandemia: «Son las recetas que nos comíamos en familia en el confinamiento»

La famosa chef presenta su libro de recetas nacido a albur de los meses de marzo y abril

Carlota Fominaya

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La cocinera madrileña Cristina Oria acaba de publicar un libro de cocina «Mis recetas favoritas para hacer en casa» (Espasa) donde comparte generosamente todas las recetas que comió en familia durante el confinamiento. «Están pensadas para todo el mundo, sea cual sea su nivel de cocina. Porque si hay que compartir recetas, se hace, pero con la intención de que le salgan bien a todo el mundo», asegura. Porque ella, como compradora compulsiva de libros de cocina que es, una de las cosas que siempre mira a la hora de ponerse a probar un plato es que los ingredientes sean accesibles, y que estén en cualquier despensa o nevera, «no que te pidan «pimienta de Sechuan y no sé qué del Himalaya». Por eso, en la parte de consejos, Oria sugiere numerosos ingredientes por los que sustituir algo cuando no se tiene en casa. «Que no sea un drama ir al mercado y que no haya ceviche, porque se puede hacer con lubina o con otro pescado», sugiere.

Publicar «Mis recetas favoritas para hacer en casa» estaba dentro de sus planes antes del confinamiento, y era un proyecto que nació «tras escuchar las voces de mis seguidoras en Instagram y ya va por la segunda edición», comenta orgullosa. «En su momento hablamos con Planeta sobre la posibilidad de editarlo con un fotógrafo profesional, buscamos un estudio sofisticado, con un equipo de estilistas… Antes del confinamiento hablábamos con planeta, fotógrafo profesional en un estudio más sofisticado lujo asequible, con un equipo estilistas…. Íbamos a contratar a todo un equipo pero al final las fotos las ha hecho mi marido. Nos lanzamos y lo hemos hecho todo nosotros», explica. Es un libro «homemade», resume. «Yo hacía las recetas y nos lo comíamos con los niños durante el encierro. Qué duda cabe que es también un recuerdo para nosotros mismos».

¿Qué tipo de platos nos encontrarísmos a la hora de comer en casa de una afamada chef como Cristina Oria?

Lo mismo que cualquier padre o madre trabajador, que llega a casa agotado y tiene un filete de pollo para hacer a la plancha. A veces no hacemos o cocinamos otras cosas porque no se nos ocurre. Pero se puede hacer un menú semanal inspirándote en el libro, con recetas para todos los días y alguna más para cuando tienes algo más especial.

¿Qué es lo que siempre hay en su despensa?

En mi familia de los Oria lo llamamos los «salva-madres»: una buena salsa de tomate, carne picada, que da bastante juego para distintos platos de pasta, hamburguesas, albóndigas, lasañas, distintos platos.Un buen aceite de oliva, buenos tomates, lechuga... Básicos como cebolla y ajo para un rehogadito y huevos.

¿Y qué platos nos vamos a encontrar en el libro?

Hay lentejas, cocido, muslitos de pollo en salsa, contramuslos empanados… Recetas de toda la vida a las que puedes darle ese punto un poco distinto. Por ejemplo, de poner canela en la lasaña. Hay muchos truquitos que hacen la receta sea distinta, y no precisamente más cara.

Acabas de tener a tu tercer hijo. ¿Una madre cocinera consigue que sus niños coman de todo?

-Me ponen caras como a todas las madres (Se ríe). Pero es verdad que, con el huerto de Morata de Tajuña, han cambiado un poquito las cosas. Al hijo que le costaba un poco más probar las cosas, ahora que él mismo lo recolecta y ve cómo se cocina le ha entrado un poco más de ilusión. Desde entonces ha probado muchas más cosas que si se lo pongo directamente en casa. La tortilla de coliflor y calabacín se la comen muy bien. Es verdad que una vez que la primera vez que la prueban tiene un sabor distinto, pero como la verdura se queda muy blandita se mezcla muy bien.

¿En qué consiste el proyecto que queréis poner en marcha en vuestra finca de Morata de Tajuña?

Hace dos años y medio que compramos la finca Fuente la Virgen para eventos y bodas grandes. Todavía no se ha lanzado, estamos tramitando licencias de obra y es verdad que está siendo más largo de lo que pensábamos, pero no hay mal que por bien no venga.

Son 30 hectáreas de olivo, y según los test, dan un aceite de una calidad buenísima. Sin ningún tipo de residuo por fumigación. El aceite de la primera cosecha ha salido buenísimo, ahora vamos a por la segunda.

Hemos tenido mucha suerte porque la tierra es buenísima para el cultivo. No fue con ese fin, y ahora es el fin prioritario. No nos llegamos a abastecer al 100 por 100, porque no tengo mango ni aguacate, por ejemplo, pero sí en gran parte. A Álvaro, que es ingeniero de Montes, le encanta. Nunca pensó en dedicarse a esto y ahora estamos gestionándolo a tope.

¿El gran error de las familias es improvisar los menús familiares?

Suele ser. La organización es importantísima, pero al final me pasa hasta a mi en el catering que me dedico a logística. Por desgracia no nos da tiempo a nada. El libro nace con la intención de que puedas tener muchas opciones y no comas una y otra vez lo mismo.

Se pueden sacar muchas ideas para un menú semanal, del que te puedes salir de tu A, B y C sin que sea más caro ni te lleve más tiempo, simplemente habiendo hecho una compra semanal que te garantiza tener de todo.

¿Una buena mesa une familias?

Sí, al final si te das cuenta, todo pasa siempre alrededor de una mesa, las familias hablan de todo en una comida, sobre todo en España, donde mucha parte de nuestra cultura gira alrededor de la mesa. Ya no solo se trata de la diversión: mis padres tenían una empresa familiar y los domingos se tomaban decisiones en torno a una mesa. En casa es el momento de estar relajados, porque no tenemos un ordenador y móvil delante. Por eso me da tanta pena cuando veo niños comiendo con los móviles delante. Se está perdiendo ese momento de contarnos esas dudas, inquietudes… que puedan surgir de la convivencia en familia. Nosotros lo hemos intenta mantener durante el confinamiento con mis dos familias. Los domingos comíamos por zoom. Al principio eran menús de andar por casa y luego empezamos a picarnos. Hay que esforzarse para mantener las comidas familiares, sean las circunstancias que sean .

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