Cómo decirle «ponte a dieta» sin morir en el intento

No se trata de asustarles sino de informarles, indican los expertos

Carlota Fominaya

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Todos tenemos alguna persona cercana a nosotros que estaría mejor sin unos cuantos kilos: ese amigo que se marcha a vivir al extranjero y que vamos viendo ganar peso en cada viaje o ese hijo que comienza la universidad y cambia sus hábitos de alimentación por otros menos saludables… ¿ Qué podemos hacer en este tipo de casos para aconsejar que pierdan peso sin que suponga un drama para el que lo dice ni una ofensa para el que escucha ? La doctora Miriam Belmar, especialista en endocrinología y nutrición del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca , señala que es mejor no sugerir hacer dieta aludiendo sólo a la parte estética, porque «siempre te pueden rebatir que ellos se encuentran encantados consigo mismos y que se ven bien físicamente».

A su juicio, es mejor mostrar nuestra preocupación por las consecuencias que sobre nuestra salud puede tener este exceso de peso: riesgo de diabetes, hipertensión arterial, colesterol elevado, enfermedades cardiovasculares... complicaciones que, además, cada vez aparecen en edades más tempranas, incluso niños, y pasan generalmente años hasta que son diagnosticadas y tratadas, con las consecuencias que esto conlleva.

La larga lista de enfermedades asociadas

Las enfermedades que están más relacionadas con la obesidad y que se pueden eliminar con la pérdida de peso son la HTA (hipertensión arterial, la DM (diabetes mellitus) y la Hipercolesterolemia, señala esta médico, y ninguna de ellas deriva exclusivamente de una mala alimentación, ya que son el resultado de combinación de diversos factores (hábitos de vida, tabaco y alcohol, carga genética, edad, sexo...). Lo que sí es cierto, insiste, «es que la influencia dietética es máxima en su aparición y desarrollo, hasta tal punto que, en muchos casos, se pueden llegar a curar sólo con una buena alimentación y hábitos de vida».

La doctora Belmar advierte también sobre las consecuencias derivadas: «Lo que cada vez vemos más frecuencia en consulta no es directamente la diabetes, pero sí la resistencia a la insulina o prediabetes, que sería el paso previo. Además, cada vez es diagnosticada a edades más tempranas, incluso con 9 años, lo que indicaría que un niño de 9 años puede, en un tiempo breve, acabar desarrollando una enfermedad propia de los 50, con las complicaciones que eso supone».

Otras enfermedades también vinculadas al sobrepeso y la obesidad, aunque menos frecuentes, serían la osteoporosis, la artritis, los problemas de infertilidad, dolores articulares y musculares, infecciones de la piel en relación con los pliegues cutáneos y problemas digestivos, como las úlceras gástricas y los cálculos biliares. Además, un estudio reciente realizado por la American Heart Association encontró que el sobrepeso aumenta en un 5% las posibilidades de desarrollar cáncer.

Comer de manera saludable

Una alimentación adecuada, entonces, no es una cuestión puntual: hay que intentar inculcar que comer de manera saludable se extienda a todos los días de la vida, no sólo a periodos de dieta, aunque se pueda ser más permisivo con la alimentación cuando no estemos a régimen como tal. Se trata de un cambio en el estilo de vida y «debemos ser nosotros mismos los que prediquemos con el ejemplo, especialmente hacia nuestros hijos, llevando a cabo pautas alimenticias equilibradas y sanas» , señala esta doctora.

Como no podía ser de otra manera, es necesario que la alimentación la combinemos con la práctica regular de ejercicio físico, al menos 5 días por semana y con unos 30-60 minutos de duración . De hecho, insiste Belmar, « el ejercicio físico es el pilar fundamental para que la pérdida de peso tenga éxito , pero no sólo para adelgazar, sino por todas las ventajas que a nivel cardiovascular, óseo, metabólico e incluso emocional desarrolla en nuestro organismo».

El tipo de deporte dependerá de la capacidad física de la persona, de su fondo físico, edad, enfermedades concomitantes y también el peso. En general, apunta, «para personas con sobrepeso importante y no muy entrenadas en la actividad física, lo mejor es que empiecen caminando, por ejemplo, 20 minutos diarios a paso moderado e ir incrementando semanalmente 5 minutos la duración total del paseo». «Cuando consigan más resistencia física, la velocidad de la caminata será mayor y es el momento de combinarla con ejercicios de tonificación, como los abdominales o sentadillas, al menos 10 minutos, 4 veces por semana. Es importante no olvidar realizar unos 5 minutos de estiramientos al comienzo y al final de la actividad física» , remarca.

Y a los más perezosos , se les puede sugerir que comiencen con pequeños cambios en su vida, como hacer 5 comidas al día, no comer entre horas o, como mínimo, retirar de su alimentación las grasas saturadas y los azúcares refinados. Con el ejercicio, también pueden empezar poco a poco, aparcando el coche alejado unos metros del lugar de destino, bajando unas paradas antes del Metro o autobús o caminando 15 minutos al día, como mínimo, a paso moderado-intenso (además de lo que anden normalmente).

En definitiva, concluye Belmar, « no se trata de asustarles, ni de que se enfaden, sino de informarles y si, además de la parte negativa, les explicamos todos los beneficios que pueden conseguir si siguen una dieta sana y equilibrada combinada con el ejercicio físico, es probable que se sientan más receptivos a la hora de aceptar cambios en su estilo de vida».

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