Vivir solo mientras crecen las restricciones anticovid: «Ya pasamos meses sin tocar a nadie, fue muy bestia»
En España, hay cerca de 4,7 millones de personas que viven solas. Las limitaciones de las reuniones solo a convivientes en muchas comunidades autónomas las obligan a reducir el contacto físico prácticamente a cero. Algunas, como Madrid, Murcia y Valencia han decidido incluir a estos hogares unipersonales entre las excepciones
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Juan (40 años), que vive solo desde hace más de una década, cumplió «a rajatabla» el primer confinamiento. Teletrabajaba, quedaba con sus amigos por Zoom, pero durante esos meses su contacto con personas cara a cara prácticamente se redujo a los cajeros del supermercado. «Y a mí me pasó factura, porque somos seres sociales, y porque luego me di cuenta de que no todo el mundo lo había respetado igual», cuenta este actor y periodista. Él forma parte de uno de los 4,7 millones de hogares unipersonales que hay en España, según datos del INE. En esta tercera ola, muchas comunidades autónomas han restringido las reuniones a convivientes. Conscientes del aislamiento al que abocan a millones de personas que viven solas, autonomías como Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana sí permiten a estas familias de una sola persona reunirse con otra unidad de convivencia.
«Somos muchos los que vivimos solos y era necesario que alguien se fijara en nosotros. Somos seres sociales que necesitamos contacto. Y se puede hacer con precaución, sin poner en riesgo a nadie», añade este joven madrileño. «Estas excepciones son lógicas, porque no tiene sentido prohibir que alguien vaya a tu casa pero permitir juntarte con él en un bar. Si empezamos con este doble juego la gente se cansa».
«Es una medida que va dirigida a cuidar de la salud mental de la gente que vive sola o las parejas que no viven juntas, otra de las excepciones recogidas en varias comunidades. Desde mi punto de vista es una buena noticia, necesario, aunque desde una perspectiva epidemiológica todos sabemos lo que funciona, un confinamiento como en marzo o abril. Poder armonizar la salud mental y física sería lo ideal, porque de nada sirve tener una vida social muy restringida si luego te tienen que intuba r , es un juego de equilibrios. Y debe ir acompañado de la responsabilidad individual », recuerda Rafael San Román, psicólogo de la plataforma de terapia online ifeel.
A lo largo de la pandemia, explica este experto, el cansancio y el factor acumulación van pesando cada vez más. «Se puede resistir un tiempo. La soledad no es una cuestión de edad. Cada persona tiene unos recursos, unos factores protectores, así como carencias o vulnerabilidades. Mucha gente que estuvo sola en realidad lo agradeció, pero evidentemente no es agradable ni es bueno para la salud, las personas nos tenemos que relacionar, y mejor en persona que a través de una pantalla », recuerda. Juan, que en estos meses ha aprendido a parar y a vivir el momento, reconoce que al principio del confinamiento la gente le miraba con condescendencia. «Después me tenían envidia. Muchas parejas han roto, han vivido conflictos. Sí que hubo una evolución, al principio todos se alegraban de que les pillase con alguien y luego les daba pena no estar solos. Eso sí, las personas que vivimos solos hemos superado una prueba de fuego. Pasamos meses sin tocar a nadie », plantea. Él admite que alguna vez bajaba al súper sólo para hablar con la cajera. Entablaba conversación con la vecina, que también vivía sola, a través de la ventana.
¿Y el sexo?
Hay que aprender a aburrirse y disfrutar de la soledad, subraya San Román, pero el aislamiento, la falta de estímulo social, «empeora mucho la salud mental, nos hace perder perspectiva y nos lleva a ser más obsesivos a nivel emocional». Y hay que admitir que, más allá de las conversaciones y los abrazos, la gente también necesita un contacto más estrecho. « El gran tema del que nadie habla son las relaciones sexuales . Están también detrás de las excepciones, y tiene todo el sentido», plantea el psicólogo. Juan, que no tiene pareja estable, no oculta que lo primero que pidió en una cita tras el confinamiento fue un abrazo. Eso sí, si no existiesen las salvedades actuales que hay en Madrid se plantearía sortear las normas para no volver a estar meses sin ningún tipo de contacto sexual. «Los solteros que cumplan a rajatabla llevarían casi un año sin tener relaciones, y eso no es real, ni posible, ni bueno », plantea el psicólogo.
Como vivimos (o vivíamos) instalados en la cultura del placer y la diversión, puntualiza San Román, se nos olvida que el aburrimiento, la soledad, la melancolía y la añoranza son sentimientos que es normal sentir de vez en cuando . «No hay que psicopatologizar esto en exceso, pero sí estar alerta cuando uno sienta que ya no es una mala semana, sino que lleva semanas instalado en un estado de amargura y ansiedad, cuando se note malhumorado, triste y amargado, sin ganas de salir ni comunicarse, desconectado con el mundo», advierte.
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