Familia
Cómo mejorar la comunicación en la pareja
Muchas discusiones no encuentran solución porque no se habla del problema real y se convierte en un circuito interminable
Uno de los grandes atractivos a la hora de tener una pareja es la complicidad que exite entre los dos. Las ganas de ver a la otra persona, de contarle lo que ha hecho durante el día, lo que ha pensado, lo que ha sentido, sus proyectos... En definitiva, de comunicarse con la pareja: de escuchar y ser escuchado. Es una de las mejores formas de sentirse acompañado, querido.
Sin embargo, en ocasiones las relaciones sufren un enfriamiento que muchas veces viene motivado por el propio día a día de cada uno: el trabajo, los atascos, las compras, la casa, la familia... Todo ello respercute de manera negativa en la comunicación de la pareja y, si no se toman medidas , el paso del tiempo favorecerá, como una gran bola de nieve, que el distanciamiento entre ambos sea cada vez mayor dando lugar a conflictos afectivos.
Según Verónica Corsini, psicóloga de Servicios Psicológicos Psyquia , la comunicación siempre dependerá de cómo se ha establecido la relación entre los dos desde el primer momento. Hay parejas que exponen sus acuerdos y desacuerdos de forma conjunta: «Para nosotros lo más importante es…», «A él le gusta esto, y yo cedo», «Ella necesita un tiempo a solas y lo respeto»… «Estas son frases que van determinando el tipo de relación existente —asegura esta psicóloga—. Son una serie de acuerdos entre ambos que se establecen al decírselo uno y otro en palabras. Si surgen conflictos en este aspecto, les basta con hablar de un modo claro de lo que es importante para el otro y respetarlo. Aún así, muchas veces esto es complicado y entonces es necesario disculparse con el otro».
Los problemas suelen aparecer cuando las cosas no están claras. Y, sobre todo, cuando un miembro de la pareja espera algo del otro: «Yo esperaba que tú…», «Pensé que eras de otra manera»… Son ejemplos típicos que ponen de relieve los conflictos que aparecen entre lo que uno espera del otro y lo que el otro es en realidad. «Para poderlo superar —indica Corsini— es necesario que ambas partes hablen de lo que uno y otro esperan y lo que pueden dar o no, es decir los límites y la flexibilidad dejando claro que «no puedo ser lo que tu esperas de mí», «Puedo ayudarte a buscar lo que necesitas pero no puedo convertirme en ello». Lo que esperamos de los demás muchas veces nos impide poder ver realmente a la persona que tenemos en frente».
Hay veces que el problema de comunicación es aun mayor, y es cuando ni siquiera sabemos qué es lo que le estamos pidiendo al otro. Sabemos que nos encontramos mal por algo, que necesitamos cambiar y, en lugar de pensar y buscar respuestas en uno mismo, recurrimos a culpabilizar al otro por no poder calmar nuestra angustia . Muchas parejas discuten y discuten sin llegar a soluciones: « No entiendo que le pasa ni por qué se enfada haga lo que haga», «Discutimos, lo arreglamos zanjando la discusión pero volvemos a discutir por lo mismo».
«Nunca se pone solución porque no se habla del problema real y se convierte en un circuito interminable—asegura esta especialista—. Para poder romperlo es necesario que cada uno se pueda preguntarse a sí mismo : ¿Qué me pasa, qué necesito y por qué se lo estoy pidiendo al otro? Cuando trabajo con parejas recurro a un dicho: No le pidas a alguien lo que no te puede dar porque es un error tuyo . Me parece que refleja de un modo bastante claro que uno mismo tiene que ser responsable de saber no solo que necesita, sino a quien se lo está pidiendo. No todos los árboles dan manzanas…».
Aceptar al otro tal y como es, resulta arduo pero sobre todo aceptarse a sí mismo y respetarse. Conocer los propios límites y los del otro, implica renunciar muchas veces a seguir armando unas expectativas irreales. Así se evitan los malentendidos y, por lo tanto, la agresividad que muchas veces aparece como frustración de uno mismo.