El virus de la corrección política
Fernando Nistal González, coordinador del Título de Experto en Liderazgo y Compromiso Cívico CEU, se pregunta en este artículo si «hemos perdido el sentido común»
La libre elección de educar a nuestros hijos, el apoyo a la familia tradicional, la exhibición de un cierto sentimiento patriótico -no solo cuando gana la Selección- o la defensa pública de la cultura cristiana, han dejado de ser posiciones aparentemente sensatas desde que el germen de la corrección política se ha adueñado de las sociedades modernas. El denominado primer mundo, del que nacieron las democracias más avanzadas, está siendo ocupado por una nueva hegemonía política y cultural que cercena las libertades más elementales del ser humano.
¿Acaso hemos perdido el sentido común? ¿La fortaleza de los valores que han perdurado durante siglos ya no son válidos? ¿Qué otro modelo de sociedad se quiere imponer? ¿No estaremos presenciando impertérritos el surgimiento de una nueva forma de totalitarismo? Resulta evidente que no se debe bajar la guardia. En Occidente, las libertades de las que venimos disfrutando desde hace tantos años no podemos darlas por aseguradas. Los enemigos de la libertad, siempre vigilantes en pro de la defensa de las minorías, de la perspectiva de género, del feminismo o de la negación de las verdades más elementales, tratan de reemplazar un modelo de sociedad por otro con el único objetivo de dominar con autoridad las voluntades de sus ciudadanos.
Cambiemos de actitud, desterremos la pasividad y seamos conscientes de la responsabilidad que supone para cada uno defender consecuentemente la libertad de todos. Como decía el escritor distópico por excelencia, Aldous Huxley, «quería cambiar el mundo, pero he descubierto que de lo único que uno puede estar seguro de cambiar es a uno mismo» .
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