Día del TDAH

TDAH y padres divorciados, una situación cada vez más frecuente

El divorcio de los padres de niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH )es una realidad cada vez más habitual

La medicación del TDAH es lo que más mejora la calidad de vida de estos niños

El divorcio de los padres en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperatividad (TDAH) ABC

S. F.

«El divorcio de los padres en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperatividad (TDAH) es una situación cada vez más frecuente», asegura el neuropediatra Manuel Antonio Fernández. «La verdad es que me está llamando la atención la frecuencia con la que están llegando a mi consulta niños con TDAH hijos de padres separados. Es cierto que a veces hay una buena relación entre ellos, pero lo habitual es que sea todos lo contrario», remarca este experto, en la jornada en la que se celebra en toda España el Día del TDAH .

Estas son las diferentes experiencias de familias que han pasado por la consulta de este neuropediatra y algunas recomendaciones para las familias que se encuentren en esta situación:

Por qué se divorcian más estos progenitores

«Probablemente no haya una respuesta única para esto y no solo tiene que ver con el TDAH, evidentemente», reconoce este doctor. «La sociedad que nos ha tocado vivir no tiene nada que ver con la que había hace tan solo una o dos generaciones atrás. Esto tiene muchas cosas buenas, pero también muchas cosas malas». En concreto, prosigue, «para los chicos con este trastorno, el entorno familiar y la seguridad que proporciona una familia con una vida estable, la situación actual puede influir de forma negativa en la consecución de sus objetivos personales y sociales».

Para Manuel Antonio Fernández, es importante reflexionar sobre lo siguiente: «Un chico de 7 años con problemas de conducta e impulsividad es complicado de manejar en casa y en la escuela, pero si no se diagnostica y trata adecuadamente, cuando llega a los 18 años ya se ha metido en más de un problema con sus profesores, con sus padres, con los compañeros… así hasta que el problema es grave o lo tiene con la policía o la guardia civil». «Pues una situación similar se puede dar cuando todo ese conjunto de problemas se ve desde la perspectiva de la pareja (novio/a, mujer, marido…) de tu hijo/a. O dicho de otro modo, desde tu perspectiva si tu marido tiene TDAH y una situación similar», añade.

Otra cosa son los problemas exclusivos de atención. «Esto la verdad es que puede desesperar a cualquiera pero no suelen llegar a un nivel tan alto como para provocar problemas serios en la pareja, que ya no sabe si lo del otro son despistes, si se le olvidan las cosas, o qué. Sea como sea, una cosa es verdad, aunque sea de adulto, si hay un caso, hay que detectarlo y tratarlo, solo así se podrán evitar complicaciones no deseadas», apunta.

Las consecuencias del trastorno en los niños

Esta situación es muy habitual en la consulta de este neuropediatra y, remarca, «por supuesto una de las más evitables». «Se trata de familias en las que una o dos personas tienen TDAH. Los padres por el motivo que sea, no son capaces de ponerse de forma conjunta manos a la obra para conseguir solucionar las dificultades del día a día», señala. ¿Cómo poner orden con la menor dificultad posible? Estas son las dos posibilidades que este experto sugiere:

Cuando los padres sí están de acuerdo

«Esto es mucho más habitual de lo que uno se puede imaginar. A pesar de que la pareja esté de acuerdo en el diagnóstico, en el tratamiento, en la terapia … surgen situaciones en el día a día que superan su capacidad de aguante, la paciencia, el ánimo… y acaban por hacer que uno pierda los nervios o no sea capaz de hacer las cosas bien. Uno se lo reprocha al otro, y de una forma o de otra acaban discutiendo sin motivo real. Ambos piensan lo mismo pero no siempre es fácil hacerlo y pasar de la teoría a la realidad».

Normalmente, añade, «estas desavenencias no suelen tener una entidad suficiente como para crear problemas serios entre vosotros y una vez pasada la situación, la resuelves fácilmente, pero en algunas familias, la repetición de estas situaciones es tan frecuente que acaba minando la moral de todo el mundo y lleva al distanciamiento progresivo».

Y cuando los padres no van de la mano

«Esto ya es otra historia y harina de otro costal. Cuando un padre y una madre no están de acuerdo sobre el tema del TDAH tenemos un problema serio. La experiencia con estos casos me ha hecho ver como la realidad es que no estar de acuerdo en algo tan importante como esto no depende solo del TDAH como tal, sino de una serie de desavenencias generales en la pareja. El tema del TDAH de tu hijo no es más que otro tema de discrepancia».

En ocasiones, puntualiza, «esto puede deberse a que el padre, por ejemplo, también tiene TDAH y esto le hace no percibir diferencias entre tu hijo y él. Además, si no reconoce su TDAH o piensa que a pesar de tenerlo ha sido capaz de tirar para delante sin problemas importantes, puede que rechace la idea de tratar al chico ».

Influencia del ambiente familiar en el TDAH

Hace unos años era muy frecuente que abuelos u otros familiares cuestionaran el diagnóstico o el tratamiento de los nietos… pero la verdad es que de unos años aquí, este neuropediatra ha encontrado un importante refuerzo para los padres en los familiares directos (abuelos, tíos..). «La evolución de la sociedad ha cambiado mucho. Ahora hay abuelos que no tienen más remedio que quedarse al cuidado de sus nietos mientras su hijos trabajan. Antes lo hacían por devoción pero ahora se ha convertido en una obligación. Ahora pasan más tiempo con ellos y con otro tipo de tiempo, más de trabajo que de diversión. Esto ha hecho que sean más conscientes de las dificultades que tienen sus nietos en los deberes, en la conducta…».

Sea como fuere, continua este profesional, «la verdad es que la opinión de los abuelos en estos temas se ha convertido en fundamental, ayuda mucho y ellos mismos agradecen que los nietos estén en tratamiento. Hace que su relación sea mejor. Muchos de los abuelos tienen una edad en la que les resulta complicado controlar niños con TDAH y de esta forma, pueden disfrutar mejor de compartir cosas».

Cómo afecta un divorcio a un niño con TDAH

Pero ante el divorcio, lo primero que hay que tener claro, señala Fernández, «es que esto no es nada agradable ni para el que toma la iniciativa ni para la otra parte. Por supuesto, quien más tiene que perder y de hecho, más pierde, son tus hijos. Esto no significa que haya que evitar un divorcio o una separación a toda costa, sino que una vez tomada la decisión o metida en este proceso, hay que gestionarlo con mucha prudencia para que las repercusiones sobre tu hijo sean mínimas»

Porque la realidad es que un niño en todo este proceso «acaba siendo un espectador de una historia en la que realmente debería ser el protagonista principal. Todo el proceso debería crearse a su alrededor no por ser paternalista sino porque a él nadie le ha preguntado su opinión normalmente. No sobre la separación sino sobre otras cuestiones del día a día que son más importantes de lo que pensamos. Sea como sea, la edad es un papel fundamental a la hora de enfrentarse al problema. No es lo mismo tener un bebé que un adolescente de 17 años».

Efectos según la edad

Efectos según la edad, según este neuropediatra:

Niño en prescolar. Si hay un hijo de menos de alrededor de 4-6 años, las consecuencias emocionales pueden variar mucho en función de la gestión que se haga de la situación por parte de ambos padres y de los entornos familiares. Aunque no siempre es fácil, es fundamental ser muy imparcial en el trato y en las conversaciones para no trasmitir sentimientos negativos hacia el otro a pesar de que tu misma los tengas. Esto es fundamental que se lleve a cabo por ambas partes y por todos los miembros de la familia para evitar complicaciones y reproches, tanto del otro como del propio hijo cuando crezca un poco.

Lo que necesito tu hijo es serenidad y estabilidad, y por eso preguntará muchas cosas al respecto de los cambios. y por qué no está, si va a volver…. ojo con las respuestas para ser coherente en cada momento.

Niño en edad escolar. Ente los 7 y los 14 años la situación ya es muy diferente. Aquí además de hábitos y rutinas, hay unos lazos emocionales conscientes muy importantes. También hay criterios y capacidad de decisión de tu hijo sobre algunos aspectos de su vida que aunque no sean firmes, deben tratarse con cuidado para no acabar manipulándolos.

Con estas edades los niños pueden ser muy volubles emocionalmente y su opinión puede verse muy incluida desde el exterior por regalos, mentiras… Hay que ser justos y honestos con la otra parte de la pareja para que la situación no aceb mal.

Adolescente. Los adolescentes son un mundo aparte. Es verdad que esta época de la vida entre los 15 y los 18 años es especialmente complicada para todos independientemente de que haya TDAH o no. La impulsividad propia de la edad y los cambios de rutina que rompen la serenidad que necesitan estos chicos para vivir gusto son demoledores para su evolución, su ánimo y su autoestima.

Aquí es elevado el riesgo de malas compañías, el abandono de la medicación, los problemas con la autoridad, el alcohol, el tabaco, los porros… La intervención psicológica o mejor dicho, la supervisión psicológica de la evolución de estos chicos es fundamental para evitar que se pierdan del camino correcto.

La relación de los padres tras el divorcio

Pues de estas aguas vienen estos lodos. Con esto quiero decir que según se haya gestionado la separación así será la relación posterior. Aunque esto es así habitualmente, en ocasiones hay sorpresas y padres que han tenido una separación cordial acaban teniendo problemas serios y viceversa. Las vueltas que da la vida al fin y al cabo.

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