¿Somos malos padres?
Según el psicólogo Carlos Pitillas muchos progenitores dejan a sus hijos la herencia de sus heridas del pasado

¿Te has preguntado alguna vez por qué te comportas así con tus hijos? Siempre se comenta que los padres y madres transmiten a sus hijos ciertas características de su físico o forma de ser , sin embargo hay mucho más de lo que ... poco o nada se habla: los hijos también heredan las heridas emocionales del pasado de sus padres.
Al menos así lo apunta Carlos Pitillas , profesor de Psicología de la Universidad Pontificia de Comillas y autor de «El daño que se hereda» . Asegura que los traumas que vivieron los padres en su infancia los transmiten a sus hijos porque al enfrentarse a la crianza de sus pequeños se activan esos recuerdos y aparecen en escena de nuevo sentimientos del pasado como el miedo, el abandono, el maltrato (si fueron maltratados), el temor a la crítica (si tuvieron padres muy exigentes)... Se trata de traumas no resueltos por los padres en su momento y que hacen que repitan esos mismos modelos con sus pequeños. En realidad, están respondiendo a situaciones de su pasado como antídoto, no como respuesta a los planteamientos ante el niño real que tienen delante de ellos. Es lo que llamamos una reexperimentación postraumática. ¿Es que soy un mal padre?, se preguntan algunos. La respuesta es no, es que eres víctima de tus heridas del pasado».
El problema añadido es que, como el padre se siente invadido por estas emociones difíciles de gestionar y no puede educar a sus pequeños como realmente le gustaría, el hijo no ve cubiertas su necesidades. «El progenitor puede en su vida cotidiana gritarles, ignorarles, sobreprotegerles, amenazarles e, incluso, pegarles. Son actitudes de defensa que emplea para desprenderse de esa sensación de frustración por los traumas no solucionados de su infancia que perjudican a su hijo por recibir unos cuidados de un padre hostil y ansioso».
Carlos Pitillas explica, además, que esta situación se da en muchos hogares porque hay progenitores con historias muy difíciles detrás. Aquellos que han sabido gestionar esta situación a lo largo de su vida y lograr una reconciliación con sus padres, y con ellos mismos, no transmitirán sus traumas a sus descencientes. «Sin embargo, el 30% de los padres no ha reparado su situación del pasado y transmiten esta herencia emocional tan dañina a su pequeños», recalca.
Este experto quiere ser optimista al pensar que la situación mejorará y esta tendencia irá a la baja debido a que existe una cultura más sensible a esta realidad emocional, psicológica y afectiva en las relaciones familiares. « De otro modo, si los padres no hacen nada por solucionar sus traumas perjudicarán a sus hijos y les convertirán, de igual modo, en adultos impulsivos, irracionales o agresivos. El daño de la herida emocional puede ser muy grande y duradero».
Añade que hay personas que, al percatarse de lo que les está pasando, deciden compartir lo que les ocurre con su pareja, con amigos... lo que les ayuda a solucionarlo. « En casos más graves, con traumas muy intensos y cronificados , como cuando ha habido maltrato o abusos, es más probable que necesiten ayuda profesional para resolver sus fantasmas y construir un proyecto de crianza distinto y saludable», concluye.
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